Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
15 de julio del 2024
La guerra de las Dos Rosas fue un conflicto civil que sacudió Inglaterra durante la segunda mitad del siglo XV. Este enfrentamiento, que recibe su nombre de los emblemas de las familias rivales, enfrentó a dos ramas de la dinastía Plantagenet: los Lancaster, representados por la rosa roja, y los York, simbolizados por la rosa blanca. La contienda se originó en la disputa por el trono inglés y se extendió por varias décadas, involucrando principalmente a la nobleza del país (Tomàs Cabot, 2020).
El conflicto tuvo sus raíces en el ascenso al trono de Enrique IV de Lancaster, quien depuso a su primo Ricardo II con el apoyo de la nobleza y parte del Parlamento. Esta sucesión irregular sentó las bases para futuras disputas. La guerra propiamente dicha comenzó en 1455, cuando Ricardo de York derrotó al rey Enrique VI de Lancaster en la batalla de St. Albans. A partir de ese momento, se sucedieron una serie de enfrentamientos y cambios de poder entre ambas casas, con intervenciones decisivas de figuras como la reina Margarita de Anjou y el conde de Warwick. La contienda culminó en 1485 con la batalla de Bosworth, donde Enrique Tudor, con lazos familiares con los Lancaster, derrotó a Ricardo III de York, poniendo fin a la guerra y dando inicio a la dinastía Tudor (Tomàs Cabot, 2020).
Antecedentes de la Guerra de las Dos Rosas
La Guerra de las Dos Rosas tiene sus raíces en eventos que se remontan al siglo XIV. El conflicto dinástico se originó cuando Enrique de Bolingbroke, futuro Enrique IV, tomó el trono por la fuerza en 1399, deponiéndo a su predecesor Ricardo II. Este acto de regicidio sentó un precedente peligroso en la política inglesa, demostrando que la fuerza podía ser un medio efectivo para alcanzar el poder (Cartwright, 2020).
El reinado de Enrique VI, que comenzó en 1422 cuando era apenas un bebé, fue otro factor crucial en el desarrollo del conflicto. Rodeado de regentes y cortesanos ambiciosos, Enrique creció para ser un monarca débil e incompetente. Su reinado estuvo marcado por la anarquía en ciertas partes del país, una economía en declive y la derrota final en la Guerra de los Cien Años contra Francia (Cartwright, 2020).
La situación empeoró con el matrimonio de Enrique VI con Margarita de Anjou en 1445. Esta unión, vista por algunos como un acuerdo de paz con los franceses, generó más discordia entre los barones ingleses. La influencia de Margarita sobre el maleable rey y la elección de favoritos impopulares, como Guillermo de la Pole, conde de Suffolk, crearon aún más enemigos para la corona.
El colapso mental de Enrique VI en 1453, probablemente provocado por la derrota final ante Francia, fue el catalizador final que precipitó el conflicto. La necesidad de un regente para gobernar el reino dividió a la nobleza en dos facciones: los Lancastrianos, leales a Enrique VI, y los Yorkistas, que apoyaban a Ricardo, duque de York, como el candidato más apto para gobernar. Esta división sentó las bases para el conflicto que se conocería como la Guerra de las Dos Rosas.
Las casas rivales: Lancaster y York
La guerra de las Dos Rosas enfrentó a dos poderosas familias nobles inglesas: la casa de Lancaster, simbolizada por la rosa roja, y la casa de York, representada por la rosa blanca. El bando de Lancaster estaba liderado por el rey Enrique VI, un monarca de carácter débil e indeciso que sufría episodios intermitentes de locura. A pesar de sus limitaciones, Enrique VI contaba con el apoyo incondicional de su esposa, la influyente y poderosa Margarita de Anjou, así como de su hijo Eduardo, príncipe de Gales. Entre los principales aliados de los Lancaster se encontraba Enrique Beaufort, duque de Somerset, reconocido por sus habilidades estratégicas (Sadurní, 2022).
Por su parte, la casa de York estaba inicialmente encabezada por Ricardo Plantagenet, duque de York. Tras la captura de Enrique VI en la batalla de Northampton en 1460, Ricardo reclamó el trono, pero se vio obligado a aceptar el Acta de Acuerdo, que lo designaba como heredero tras la muerte de Enrique VI. Este acuerdo fue rechazado por Margarita de Anjou, lo que llevó a nuevos enfrentamientos. La muerte de Ricardo en la batalla de Wakefield en diciembre de 1460 marcó un punto de inflexión en la contienda (Sadurní, 2022).
Tras el fallecimiento de Ricardo, su hijo Eduardo asumió el liderazgo de la casa de York, proclamándose rey como Eduardo IV. Esta sucesión revitalizó la causa yorkista y atrajo el apoyo de varios nobles que anteriormente simpatizaban con los Lancaster. El joven y carismático Eduardo IV demostró ser un líder más efectivo que su rival Lancaster, lo que se reflejó en el campo de batalla (Sadurní, 2022).
La batalla de Towton, librada el 29 de marzo de 1461, representó el enfrentamiento decisivo entre ambas facciones. Aunque los Lancaster contaban con superioridad numérica, las fuerzas de York, bajo el mando de Eduardo IV, lograron una victoria contundente. Esta batalla no solo resultó en enormes pérdidas para ambos bandos, sino que también consolidó el poder de la casa de York, asegurando el trono para Eduardo IV durante la siguiente década y marcando un punto de inflexión crucial en la guerra de las Dos Rosas (Sadurní, 2022).
Batallas decisivas: Northampton, Wakefield y Towton
La batalla de Northampton, librada el 10 de julio de 1460, cambió el rumbo de la guerra de las Dos Rosas. En este enfrentamiento, las fuerzas de la casa de York, lideradas por Ricardo Neville, conde de Warwick, lograron una victoria importante sobre los Lancaster. El resultado más significativo de esta batalla fue la captura del rey Enrique VI, lo que permitió a Ricardo, duque de York, reclamar el trono. En lugar de una coronación inmediata, se llegó al Acta de Acuerdo, que designaba a Ricardo como heredero tras la muerte de Enrique VI (Cartwright, 2020).
La batalla de Wakefield, que tuvo lugar el 30 de diciembre de 1460, supuso un giro dramático en el conflicto. Margarita de Anjou, esposa de Enrique VI, se negó a aceptar el Acta de Acuerdo y reunió un ejército en el norte de Inglaterra. Ricardo de York marchó para enfrentarla, pero cayó en una trampa. La batalla resultó en una victoria decisiva para los Lancaster, con la muerte de Ricardo de York y su segundo hijo, Edmund, conde de Rutland. Este revés para los York alteró temporalmente el equilibrio de poder en la guerra (Cartwright, 2020).
La batalla de Towton, ocurrida el 29 de marzo de 1461, fue posiblemente el enfrentamiento más sangriento y decisivo de toda la guerra. Tras la muerte de Ricardo de York, su hijo Eduardo asumió el liderazgo de la casa de York y se proclamó rey como Eduardo IV. En Towton, los dos ejércitos más grandes jamás reunidos en suelo inglés se enfrentaron en condiciones climáticas adversas. A pesar de la superioridad numérica de los Lancaster, las fuerzas de York, lideradas por Eduardo IV, lograron una victoria aplastante (Sadurní, 2022).
El resultado de la batalla de Towton fue devastador para los Lancaster. Las estimaciones de bajas varían, pero se cree que entre 20.000 y 28.000 hombres perdieron la vida, la mayoría del bando Lancaster. La victoria de los York en Towton aseguró el trono para Eduardo IV durante la siguiente década, marcando un momento crucial en la guerra de las Dos Rosas. Enrique VI se vio obligado a huir a Escocia, y gran parte de la nobleza leal a los Lancaster fue ejecutada tras la batalla, debilitando significativamente su causa (Sadurní, 2022).
El desenlace y las secuelas de la Guerra de las Dos Rosas
La Guerra de las Dos Rosas llegó a su conclusión definitiva en la batalla de Bosworth Field en agosto de 1485. Este enfrentamiento decisivo enfrentó a las fuerzas de Ricardo III, último rey de la casa de York, contra las de Enrique Tudor, representante de la casa de Lancaster. La muerte de Ricardo III en el campo de batalla marcó el fin de la dinastía Plantagenet y el ascenso de Enrique Tudor al trono como Enrique VII, fundando así la dinastía Tudor (Lawi, 2021).
El nuevo rey Enrique VII consolidó su posición y puso fin al conflicto mediante una astuta maniobra política: su matrimonio con Isabel de York, hija de Eduardo IV, en 1486. Esta unión simbolizó la fusión de las casas de Lancaster y York, creando la nueva dinastía Tudor y poniendo fin a décadas de guerra civil. La rosa Tudor, que combinaba los colores rojo y blanco de ambas casas, se convirtió en el símbolo de esta nueva era de paz (Lawi, 2021).
Una de las consecuencias más significativas de la guerra fue el debilitamiento de la antigua nobleza. Las numerosas batallas y ejecuciones diezmaron a las familias aristocráticas más poderosas, lo que permitió a la monarquía Tudor emerger con un poder reforzado. La confiscación de bienes de los nobles derrotados también contribuyó a fortalecer los recursos financieros de la corona, sentando las bases para un gobierno más centralizado (Lawi, 2021).
La paz lograda tras la Guerra de las Dos Rosas no estuvo exenta de desafíos para Enrique VII. El nuevo rey tuvo que enfrentarse a varios pretendientes al trono, como Lambert Simnel y Perkin Warbeck, que amenazaron su reinado. A pesar de estos obstáculos, Enrique VII logró mantener su poder y establecer una dinastía que gobernaría Inglaterra durante más de un siglo, marcando el inicio de una nueva era en la historia inglesa (Lawi, 2021).
Referencias
Cartwright, M. (24 de Febrero de 2020). World history. Obtenido de La guerra de las Rosas: https://www.worldhistory.org/trans/es/1-18612/la-guerra-de-las-rosas/
Lawi, E. d. (17 de Octubre de 2021). Ley derecho. Obtenido de Guerra de las Dos Rosas: https://leyderecho.org/guerra-de-las-dos-rosas/
Sadurní, J. M. (28 de Marzo de 2022). Historia national geographic. Obtenido de Towton, la batalla más sangrienta de la guerra de las Dos Rosas: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/towton-batalla-mas-sangrienta-guerra-dos-rosas_17838
Tomàs Cabot, J. (22 de Agosto de 2020). La Vanguardia. Obtenido de La guerra de las Dos Rosas, auténtico ‘Juego de Tronos’: https://www.lavanguardia.com/historiayvida/edad-media/20200822/32901/guerra-dos-rosas-autentico-juego-tronos.html