Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
24 de diciembre del 2024
La historia de la navidad peruana es un fascinante relato de adaptación cultural que abarca más de cinco siglos. Esta celebración, que llegó con los conquistadores españoles en el siglo XVI, evolucionó hasta convertirse en una de las expresiones más ricas del sincretismo religioso y cultural latinoamericano. A diferencia de otras festividades coloniales que mantuvieron formas más rígidas, la navidad peruana desarrolló características únicas que reflejan la compleja interacción entre las tradiciones europeas, indígenas y africanas que conformaron la identidad nacional.
Lo que comenzó como una simple representación del nacimiento de Cristo en los primeros años de la Colonia se transformó en un elaborado ciclo festivo que se extendía por más de un mes, desde principios de diciembre hasta la Epifanía. Este período extraordinario alteraba profundamente el ritmo de la vida cotidiana, creando un tiempo sagrado que combinaba la devoción religiosa con expresiones populares de júbilo colectivo. La celebración integraba elementos tan diversos como el «Día de las Velitas», que iluminaba las ciudades con miles de luces el 7 de diciembre; la tradicional «Misa de Gallo», que congregaba a la población en las iglesias la medianoche del 24; y peculiares costumbres como el consumo ritual de los «orines del niño», una bebida ceremonial que ejemplifica la creatividad con que los peruanos adaptaron y transformaron las tradiciones europeas.
Celebración y Tradición: La Evolución de la Navidad Peruana
La navidad peruana representa uno de los más fascinantes casos de sincretismo cultural en América Latina, donde las tradiciones europeas, indígenas y africanas convergieron para crear una celebración única. Esta festividad, que comenzaba el 8 de diciembre con la Inmaculada Concepción y se extendía hasta la Epifanía el 6 de enero, transformaba completamente el ritmo de la vida cotidiana en ciudades y pueblos, creando un tiempo sagrado extraordinario que permeaba todos los aspectos de la sociedad (Coloma Porcari, 2021).
En el virreinato del Perú, la celebración navideña adquirió características particulares que la diferenciaron de otras regiones coloniales. Los nacimientos o «belenes», por ejemplo, incorporaron elementos locales como llamas y cerros andinos, mientras que las festividades públicas fusionaban la solemnidad religiosa con expresiones populares como danzas, música y elaboradas procesiones. Esta adaptación cultural no solo reflejaba la creatividad de la sociedad colonial, sino que también servía como mecanismo de negociación entre diferentes grupos sociales (Coloma Porcari, 2021).
La gastronomía navideña peruana emergió como un elemento distintivo que ejemplifica perfectamente este proceso de mestizaje cultural. Los tamales y las humitas se convirtieron en elementos centrales de la cena navideña, junto con preparaciones europeas adaptadas a ingredientes locales. Bebidas ceremoniales como los «orines del niño» y el chocolate ritual adquirieron significados específicos dentro del contexto festivo, creando un lenguaje culinario propio de la celebración (Suárez Revollar, 2016).
La transformación de estas tradiciones a lo largo de los siglos ha sido continua, adaptándose a nuevos contextos sociales y culturales sin perder su esencia fundamental. Desde las elaboradas celebraciones virreinales hasta las actuales manifestaciones urbanas y rurales, la navidad peruana continúa siendo un espacio privilegiado para observar la evolución de las identidades culturales y las dinámicas sociales del país (Coloma Porcari, 2021).
La navidad limeña bajo la mirada de Ricardo Palma: entre la tradición y el regocijo
Las tradiciones peruanas de Ricardo Palma nos transportan a una Lima decimonónica donde la navidad transformaba por completo el pulso de la ciudad. Con su característica prosa minuciosa, el tradicionista describe cómo la festividad iniciaba cada 8 de diciembre, convirtiendo la cotidianidad limeña en un extenso ciclo festivo que fusionaba lo sagrado y lo mundano. Los hogares se transformaban en pequeños templos donde el rosario de cinco misterios y los cánticos a la virgen, acompañados por el dulce sonido del clavicordio y el violín, marcaban el inicio de las celebraciones vespertinas (Suárez Revollar, 2016).
La transición entre la devoción y el jolgorio se manifestaba con natural fluidez en la sociedad limeña de entonces. Palma narra cómo, al filo de las diez de la noche, los invitados «de honor y etiqueta» se retiraban, dando paso a la verdadera jarana criolla. Los espacios domésticos, antes escenario de oraciones y cánticos devotos, se convertían en salones de baile donde el ondú, el paspié y la pieza inglesa dominaban las primeras horas. Sin embargo, al llegar la medianoche, y «con permiso de la Purísima», la zamacueca emergía con su característico sabor local, provocando según el autor «para las almas muchísimo de perdición» (Suárez Revollar, 2016).
La plaza mayor cobra vida especial en las descripciones de la nochebuena limeña. El tradicionista pinta una escena vibrante donde mercaderes y vivanderas instalaban sus puestos iluminados con farolitos multicolores. El aroma de los tamales y las humitas se entremezclaba con el dulzor de los bizcochos y confites, mientras el repique de las campanas de la catedral marcaba el ritmo de la celebración. La descripción captura la esencia de un espacio donde todas las clases sociales convergían, creando un mosaico humano único en el calendario festivo de la ciudad (Suárez Revollar, 2016).
El valor de las observaciones de Palma radica en su capacidad para revelar las complejidades de una sociedad en transformación. Sus relatos nos permiten comprender cómo la navidad funcionaba como un espacio de negociación social donde las jerarquías cotidianas se difuminaban temporalmente, permitiendo formas únicas de interacción entre los diversos estratos de la sociedad limeña. Esta dimensión social de la festividad, captada por la pluma del cronista, ofrece una ventana privilegiada para entender las dinámicas culturales del Perú decimonónico (Suárez Revollar, 2016).
Los sabores de la navidad virreinal: Una exploración gastronómica de la mesa festiva
La gastronomía navideña del periodo virreinal, documentada en las observaciones de Ricardo Palma y otras fuentes históricas, revela un fascinante mosaico culinario que trascendía la mera satisfacción del apetito. Los platillos servidos durante estas festividades no solo alimentaban el cuerpo sino que articulaban un complejo lenguaje social que comunicaba estatus, tradición y la fusión de múltiples herencias culturales (del Perú, 2017).
La mesa navideña virreinal destacaba por su abundancia ritual, donde el tamal ocupaba un lugar protagónico que perdura hasta nuestros días. Este plato, heredero de tradiciones prehispánicas pero transformado por influencias españolas, se preparaba con una masa de maíz finamente molida, enriquecida con manteca de cerdo, especias europeas y un relleno que podía incluir carne de cerdo, aceitunas y huevos. La técnica de envolverlo en hojas de plátano no solo aportaba un aroma distintivo sino que simbolizaba la preservación de saberes ancestrales en el nuevo contexto colonial (del Perú, 2017).
Las bebidas ceremoniales constituían otro elemento fundamental del festejo navideño. Los «orines del niño», más allá de su peculiar denominación, representaban una sofisticada preparación que mezclaba uvas verdes, especias aromáticas y azúcar, creando una bebida que ejemplificaba la adaptación de ingredientes europeos a sensibilidades locales. El chocolate, servido espeso y aromático, adquiría dimensiones casi rituales cuando se compartía durante las visitas navideñas, especialmente en las casas de familias prominentes donde se servía en finas copas de plata acompañado de bizcochos y dulces elaborados (del Perú, 2017).
La evolución de estos platillos y bebidas tradicionales refleja no solo la creatividad culinaria de la sociedad virreinal sino también las complejas dinámicas sociales que operaban durante las celebraciones navideñas. Mientras algunas preparaciones como los pestiños y turrones mantenían una clara conexión con sus orígenes peninsulares, otros platos como la carapulca navideña o el puchero festivo demostraban una ingeniosa adaptación de técnicas e ingredientes que resultaba en creaciones únicas del territorio peruano (del Perú, 2017).
Legado y continuidad: la navidad peruana como tradición viva
Las tradiciones religiosas, culinarias y sociales que caracterizaron la navidad virreinal mantienen una presencia notable en las celebraciones contemporáneas peruanas, aunque transformadas por los procesos de urbanización y modernización. Las procesiones de oficios y los ciclos de festividades públicas, lejos de desaparecer, han evolucionado y se mantienen especialmente vibrantes en regiones como Cusco, Ayacucho y diversas comunidades del interior del país, donde las comparsas, danzas y representaciones rituales continúan siendo parte fundamental del calendario festivo navideño (Angulo, 2024).
Las manifestaciones actuales de la navidad peruana demuestran la vitalidad de patrones culturales profundamente arraigados en la experiencia colonial. Los mercados navideños que hoy se extienden por diversos espacios urbanos y rurales conservan la esencia de aquellos puestos que Ricardo Palma describía en la plaza mayor, donde la venta de alimentos y artesanías sigue funcionando como un espacio de encuentro social que difumina temporalmente las diferencias de clase. La pervivencia de las «ferias navideñas», los «nacimientos vivientes» y las representaciones pastoriles en diversas regiones del país evidencia la continuidad de tradiciones que, lejos de extinguirse, se han adaptado y enriquecido (Angulo, 2024).
Este diálogo entre pasado y presente, entre tradición y modernidad, confirma que la navidad peruana representa un organismo cultural vivo en constante evolución. Las transformaciones que ha experimentado la celebración a lo largo de los siglos no solo han preservado sino que han enriquecido su capacidad para generar espacios de encuentro y negociación social. La festividad demuestra así su extraordinaria capacidad para absorber y reinterpretar nuevos elementos mientras mantiene un núcleo identitario reconocible que conecta a las generaciones actuales con sus raíces históricas más profundas, especialmente en las comunidades del interior del país donde estas tradiciones se mantienen con especial vigor (Angulo, 2024).
Referencias
Angulo, J. (8 de Diciembre de 2024). Infobae. Obtenido de Navidad 2024: ¿por qué se celebra esta fecha en el Perú y cuál es su origen?: https://www.infobae.com/peru/2024/12/09/navidad-2024-por-que-se-celebra-esta-fecha-en-el-peru-y-cual-es-su-origen/
Coloma Porcari, C. (20 de Diciembre de 2021). Las viejas Imágenes de la Navidad peruana . El Pueblo , pág. https://diarioelpueblo.com.pe/.
del Perú, H. (20 de Abril de 2017). Historia del Perú. Obtenido de La Navidad en el Siglo XIX en el Peru, Historia Peruana: https://www.youtube.com/watch?v=XO8KyfGrGuY
Suárez Revollar, J. C. (20 de Diciembre de 2016). Libros peruanos. Obtenido de La Navidad en las “Tradiciones peruanas”: https://www.librosperuanos.com/autores/articulo/00000001279/La-Navidad-en-las-Tradiciones-peruanas