Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
30 de diciembre del 2024
La evolución del dibujo animado japonés después de la Segunda Guerra Mundial representa uno de los momentos más fascinantes de la historia del entretenimiento global. En un Japón devastado por el conflicto bélico, donde los recursos eran extremadamente escasos y la industria cinematográfica se encontraba prácticamente destruida, un grupo de artistas decidió apostar por la animación como medio de expresión, sentando las bases de lo que hoy conocemos como anime.
Este resurgimiento, que comenzó con producciones modestas como «Maho no Pen» (El Lápiz Mágico) en 1946, fue ganando complejidad técnica y narrativa a través de los años, apoyándose inicialmente en la influencia occidental -especialmente de Disney- pero desarrollando gradualmente un estilo propio y distintivo. La historia de esta transformación no solo refleja la recuperación económica y cultural de Japón, sino también el nacimiento de una forma de arte que terminaría conquistando audiencias en todo el mundo, estableciendo un nuevo paradigma en la animación global que continúa hasta nuestros días.
Los primeros dibujos animados de la posguerra japonesa
La reconstrucción de los estudios de dibujos animados japoneses después de 1945 comenzó en condiciones extremadamente precarias, con talleres improvisados y materiales limitados. Los primeros creadores, entre ellos el veterano Kenzō Masaoka y sus discípulos, tuvieron que desarrollar técnicas innovadoras para compensar la escasez de recursos, utilizando desde papel reciclado hasta acetatos reutilizados, mientras buscaban establecer un lenguaje visual propio para la dōga eiga (películas de dibujos en movimiento) (Animation, 2024).
«Maho no Pen» (El Lápiz Mágico) de 1946, producida por Masaoka Kenzo, marcó un punto de partida significativo al alejarse de la propaganda bélica que había dominado la producción durante los años de conflicto. Esta pieza, que contaba la historia de un lápiz con poderes mágicos, mostraba una búsqueda consciente de nuevas formas de expresión que pudieran conectar con un público, especialmente infantil, ansioso por historias que les alejaran de la dureza de la posguerra. La simplicidad de su narrativa contrastaba con los esfuerzos técnicos que Masaoka intentaba alcanzar con los escasos recursos disponibles (Animation, 2024).
El período entre 1946 y 1950 vio surgir una nueva generación de dibujantes que, aunque admiraban el trabajo de Walt Disney y los hermanos Fleischer, comenzaron a desarrollar un estilo distintivamente japonés. Los pequeños estudios de manga eiga, muchas veces instalados en casas particulares o edificios semidestruidos, se convirtieron en espacios de experimentación donde se mezclaban técnicas tradicionales japonesas con influencias occidentales. Estas producciones, aunque modestas en presupuesto, fueron fundamentales para establecer las bases de un estilo propio (Animation, 2024).
La influencia de la ocupación americana también resultó decisiva en esta etapa temprana, pues permitió el acceso a películas y técnicas de animación occidentales que habían estado prohibidas durante la guerra. Sin embargo, lejos de ser una simple imitación, los creadores japoneses comenzaron a desarrollar su propio lenguaje visual, caracterizado por un uso distintivo del espacio y el movimiento, así como por una narrativa que mezclaba elementos de su cultura tradicional con temas contemporáneos. Esto prepararía el terreno para el surgimiento de los grandes estudios de la década siguiente (Animation, 2024).
El lenguaje visual de los primeros dibujos animados japoneses
El estilo de los dibujos animados japoneses de la posguerra se distinguió por desarrollar características únicas, alejándose gradualmente de sus influencias iniciales. Los estudios de dōga eiga establecieron un sistema de producción que combinaba métodos tradicionales de dibujo japonés con técnicas de animación occidentales, destacando especialmente el uso de acetatos y la implementación de un sistema de pre-grabación de sonido desarrollado por Masaoka Kenzo, que permitía sincronizar mejor el movimiento de las imágenes con los cambios musicales (Montero Plata, 2014).
Los personajes de estas primeras producciones mostraban una evolución particular, con diseños que mezclaban elementos occidentales y orientales. Los ojos grandes, que más tarde se convertirían en un sello distintivo, comenzaron a aparecer como una forma de expresar mejor las emociones de los personajes, mientras que la estilización de los movimientos respondía tanto a limitaciones técnicas como a elecciones artísticas deliberadas. Por ejemplo, en «Kumo to Churippu» (La araña y el tulipán, 1943), la mariquita protagonista ya presentaba rasgos que serían característicos del futuro estilo japonés (Montero Plata, 2014).
La producción de estos dibujos animados se realizaba con un sistema de división del trabajo que luego sería fundamental para la industria. Los equipos se organizaban jerárquicamente, con dibujantes principales que creaban los fotogramas clave y asistentes que completaban las secuencias intermedias. Este método, aunque inspirado en el sistema Disney, se adaptó a las condiciones locales y a las necesidades específicas de los estudios japoneses, que operaban con presupuestos mucho más reducidos (Montero Plata, 2014).
Los temas tratados fueron evolucionando desde las historias simples hacia narraciones más complejas que incorporaban elementos de la cultura tradicional japonesa, leyendas populares y preocupaciones contemporáneas. La música jugaba un papel crucial en estas producciones, con compositores que creaban partituras originales que mezclaban elementos de la música tradicional japonesa con influencias occidentales, estableciendo un estilo sonoro característico que acompañaría el desarrollo visual de estas producciones hacia la siguiente década (Montero Plata, 2014).
La consolidación industrial y el desarrollo estético (1952-1956)
La transformación de los estudios de animación japonesa durante este período evidencia una evolución significativa en sus estructuras organizativas, alejándose del modelo artesanal inicial hacia sistemas de producción más sofisticados. La implementación de jerarquías creativas especializadas y la optimización de recursos técnicos permitieron abordar proyectos de mayor envergadura, estableciendo una metodología distintiva que respondía a las particularidades del contexto industrial japonés (Lima de Faria, 2008).
El perfeccionamiento de las técnicas de animación durante este quinquenio manifestó una maduración notable en el tratamiento visual. Los estudios desarrollaron métodos innovadores de coloración y composición que, si bien nacían de limitaciones presupuestarias, generaron una estética única que diferenciaba sus producciones en el panorama global de la animación. La experimentación con nuevas formas de representación visual y el refinamiento en la caracterización de personajes evidenciaron una búsqueda consciente por establecer un lenguaje propio (Lima de Faria, 2008).
La evolución narrativa del período se caracterizó por una profundización en temáticas que trascendían el mero entretenimiento infantil. Las producciones comenzaron a incorporar elementos más complejos del teatro tradicional japonés y la literatura clásica, generando obras que apelaban a diferentes niveles de lectura. Esta sofisticación narrativa se manifestó particularmente en la construcción de personajes multidimensionales y en el tratamiento de temas que reflejaban las tensiones sociales de la época (Lima de Faria, 2008).
La confluencia entre innovación técnica y evolución narrativa cristalizó en producciones que comenzaron a definir géneros específicos dentro de la animación japonesa. El desarrollo de un estilo visual reconocible, combinado con estructuras narrativas cada vez más elaboradas, estableció patrones que influirían profundamente en la producción subsiguiente, abriendo nuevos horizontes para la exploración creativa en la década posterior (Lima de Faria, 2008).
Referencias
Animation, T. (16 de Octubre de 2024). Loco Por las Caricaturas. Obtenido de Documental: ¿Cómo se hace una película de animación? 1959 (漫画映画のできるまで) : https://www.youtube.com/watch?v=hzBYgnd9gr0
Lima de Faria, M. (2008). História e narrativa das animações nipônicas: algumas características dos animês. Diseño en Palermo. III Encuentro Latinoamericano de Diseño, 150-157.
Montero Plata, L. (2014). Los pioneros olvidados del anime: Kenzō Masaoka. Núm. 4 (2014): Animation. Stop-Motion, 126-142.