Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

8 de diciembre del 2024

A finales de los años setenta, la ciencia ficción televisiva atravesaba un periodo de escasez creativa, reflejo directo de un cambio en el imaginario social estadounidense. La fascinación por la carrera espacial se había diluido tras la llegada a la Luna en 1969, mientras que eventos como la Guerra de Vietnam, la crisis energética y el caso Watergate habían instalado un profundo pesimismo sobre el futuro. En el cine, esto se tradujo en una serie de películas distópicas como «La Naranja Mecánica», «El Último Hombre…Vivo» y «Cuando el Destino nos Alcance», mientras que la televisión optó por reducir drásticamente su producción de contenido del género, limitándose a mantener algunas producciones británicas como «Doctor Who» y «Espacio: 1999».

El panorama cambió radicalmente con el inesperado éxito de «Star Wars» en 1977, que revolucionó no solo el cine sino también la televisión. Este fenómeno abrió las puertas a nuevas producciones y motivó a la NBC a revivir el clásico «Buck Rogers» para una nueva generación.

Los Orígenes del Héroe del Siglo XXV

En las páginas de la revista pulp «Amazing Stories», Philip Francis Nowlan introdujo al mundo un personaje que revolucionaría la ciencia ficción a través de dos novelas cortas publicadas en 1928 y 1929. Buck Rogers emergió en un momento histórico donde la fascinación por el progreso tecnológico y los misterios del espacio comenzaban a cautivar la imaginación del público estadounidense. La premisa original presentaba a un veterano de guerra atrapado en animación suspendida que despertaba en un futuro distante, un concepto que, aunque simple, encapsulaba las esperanzas y temores de una sociedad en rápida transformación tecnológica (Capital, 2024).

La verdadera transformación del personaje llegó con su adaptación a tira cómica en 1929, cuando el artista Dick Calkins colaboró con Nowlan para dar forma visual a este héroe del futuro. Esta iteración estableció los elementos visuales que definirían la estética de la ciencia ficción espacial durante décadas: el casco de aviador característico, la pistola de rayos y las naves espaciales de diseño aerodinámico. El éxito de las tiras cómicas fue tan resonante que pronto atrajo la atención de otros medios, estableciendo las bases para una franquicia multimedia que perduraría a través de las generaciones (Capital, 2024).

La expansión del universo de Buck Rogers continuó con la creación de un programa de radio que se convirtió en un fenómeno cultural por derecho propio. Durante quince años, desde 1932 hasta 1947, las ondas radiofónicas transportaron a los oyentes a un futuro de aventuras espaciales y maravillas tecnológicas. El programa no solo entretenía, sino que también estableció muchos de los tropos y convenciones narrativas que se convertirían en elementos fundamentales del género de ciencia ficción espacial, influyendo en generaciones posteriores de creadores y estableciendo un estándar para la narración de historias de ciencia ficción en medios audiovisuales (Capital, 2024).

La culminación de esta primera era dorada llegó en 1939 con la producción de Universal Pictures de un serial cinematográfico protagonizado por Buster «Larry» Crabbe. Esta adaptación trasladó por primera vez el mundo futurista de Buck Rogers a la pantalla grande, estableciendo precedentes visuales y narrativos que definirían la estética de la ciencia ficción espacial durante décadas. La producción, aunque limitada por las restricciones tecnológicas y presupuestarias de la época, demostró el potencial del personaje para cautivar audiencias en cualquier medio, abriendo el camino para nuevas interpretaciones del héroe espacial en las décadas siguientes. (Capital, 2024).

La Evolución de un Héroe Espacial

El éxito del serial cinematográfico de Universal Pictures transformó a Buck Rogers en un fenómeno multiplataforma durante los años 40. Las transmisiones radiofónicas transportaban a los oyentes hacia aventuras galácticas mientras las publicaciones impresas adaptaban sus narrativas para incorporar elementos de la naciente era espacial. Esta transformación gradual alejó al personaje de sus orígenes pulp, introduciendo conceptos más elaborados sobre tecnología y exploración espacial que resonaban con una audiencia fascinada por los avances científicos de la posguerra (Rodríguez Yagüe, 2020).

La primera incursión televisiva de Buck Rogers en la década de los 50 marcó un momento decisivo para el personaje, aunque la serie tuvo una vida breve. Los guionistas incorporaron las preocupaciones contemporáneas sobre energía atómica y confrontación global en sus tramas, mientras las historietas continuaban evolucionando para mantener su relevancia en una sociedad que empezaba a vislumbrar la posibilidad real de los viajes espaciales (Rodríguez Yagüe, 2020).

La llegada del hombre a la Luna inauguró una nueva era de posibilidades para la ciencia ficción televisiva. Aunque Buck Rogers permaneció relativamente inactivo durante los años 60 y principios de los 70, su legado inspiró a una generación de creadores que redefinieron el género con producciones más sofisticadas y temáticamente ambiciosas, preparando el terreno para su eventual regreso (Rodríguez Yagüe, 2020).

El renovado interés por la ciencia ficción espacial, catalizado por el fenómeno cultural de Star Wars, motivó a la NBC a explorar la revitalización de franquicias clásicas. Los estudios Universal iniciaron el desarrollo de una nueva serie que actualizaría el concepto original para una audiencia moderna, atravesando múltiples cambios creativos antes de encontrar su visión definitiva (Rodríguez Yagüe, 2020).

La Era Televisiva de Buck Rogers

El fenómeno mediático de Star Wars en 1977 revivió el interés por la ciencia ficción espacial, motivando a Universal Studios y NBC a desarrollar una adaptación moderna de Buck Rogers. El proyecto, inicialmente concebido como una película para cine, atravesó múltiples transformaciones bajo la dirección del productor Glen A. Larson, quien contrató al prestigioso ilustrador conceptual Ralph McQuarrie, conocido por su trabajo en Star Wars y Encuentros cercanos del tercer tipo, para establecer la estética visual de la serie (Varios, 2016).

La nueva versión transformó radicalmente la premisa original, convirtiendo a Buck Rogers en un astronauta de 1987 que, debido al paso de un cometa, queda congelado durante cinco siglos antes de ser encontrado por una nave Draconiana. Este piloto comenzó como una película para cines que, con un presupuesto de 3.5 millones de dólares, recaudó más de 21 millones, asegurando así su continuidad como serie televisiva. Gil Gerard interpretó a Buck Rogers junto a Erin Gray como la Coronel Wilma Deering, estableciendo una química en pantalla que se convertiría en uno de los elementos más recordados de la producción (Varios, 2016).

La segunda temporada introdujo cambios significativos bajo la producción de John Mantley, trasladando la acción a la nave de exploración «Searcher» y añadiendo nuevos personajes como el Almirante Asimov y Hawk, un guerrero hombre-pájaro interpretado por Thom Christopher. Esta renovación buscaba alejar la serie de las típicas historias de invasión alienígena para enfocarse en la exploración espacial, aunque el cambio de dirección no logró mantener el interés de la audiencia (Varios, 2016).

La serie finalizó en abril de 1981 tras trece episodios de su segunda temporada, completando un total de treinta y siete capítulos. La producción, que destacó por sus efectos especiales y su adaptación del material original, marcó un momento significativo en la evolución de la ciencia ficción televisiva de finales de los setenta. El fenómeno de las series inspiradas en Star Wars fue breve: Battlestar Galactica no superó su primera temporada, y Buck Rogers sobrevivió apenas unos meses más, hasta que Star Trek: La Nueva Generación en 1987 revitalizaría el género en la pequeña pantalla (Varios, 2016).

El Legado de una Serie que Soñó con el Futuro

La breve pero intensa vida televisiva de Buck Rogers en el Siglo XXV contribuyó significativamente a la evolución de la ciencia ficción en televisión, estableciendo nuevos estándares para los efectos especiales y la narrativa espacial. La serie demostró que era posible adaptar personajes clásicos para audiencias modernas, sentando precedentes para futuras reinvenciones de propiedades antiguas (Martínez-Valencia, 2023).

El impacto de Buck Rogers se extendió más allá de su cancelación en 1981, influenciando el desarrollo del género en las décadas siguientes. Sus innovaciones técnicas, la química entre sus protagonistas y su fusión de acción con elementos de space opera establecieron un modelo que sería referencia para producciones posteriores, y aunque su etapa televisiva fue corta, el personaje continuó inspirando a nuevas generaciones a través de cómics, novelas y otros medios, manteniendo vivo el espíritu aventurero que Philip Francis Nowlan imaginó en 1928 (Martínez-Valencia, 2023).

Referencias

Capital, F. (9 de Junio de 2024). Faster capital. Obtenido de Buck Rogers el heroe de ciencia ficcion que inspiro a generaciones: https://fastercapital.com/es/contenido/Buck-Rogers–el-heroe-de-ciencia-ficcion-que-inspiro-a-generaciones.html

Martínez-Valencia, J. A.-S. (2023). Buck Rogers y la evolución de la ciencia ficción televisiva: Un análisis de su legado e influencia en la cultura pop estadounidense. . Revista Latinoamericana de Estudios de Ciencia Ficción y Fantasía, 15(2), 45-67.

Rodríguez Yagüe, M. (17 de Febrero de 2020). Cualia. Obtenido de «Buck Rogers en el siglo XXV» (1929), de Philip Nowlan y Dick Calkins: https://cualia.es/buck-rogers-en-el-siglo-xxv-1929-de-philip-nowlan-y-dick-calkins/

Varios. (12 de Abril de 2016). Un universo de Ciencia Ficción. Obtenido de 1979- Buck Rogers en el siglo xxv : http://universodecienciaficcion.blogspot.com/2016/04/1979-buck-rogers-en-el-siglo-xxv.html