Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

26 de febrero del 2025

 

¿Quién es Sarko Medina Hinojosa?

Soy un escritor, periodista y docente arequipeño, nacido en 1978. Actualmente dirijo la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Arequipa y soy director en Iniciativa Prometheus. Mi labor periodística me ha llevado a trabajar en medios como RPP Noticias, Radio San Martín, La Red Portal de Noticias, Diario Arequipa Al Día y Diario Noticias, entre otros. En 2006, tuve el honor de ganar el primer lugar en el concurso nacional de periodismo, categoría prensa escrita, organizado por Ciudadanos al Día. Actualmente escribo columnas de opinión en Diario Correo y BAM Noticias, dirijo el Suplemento Cultura Viva en Diario Los Andes, publico entrevistas a artistas en Diario Correo y Diario Viral y publico relatos semanales en Revelación Noticias.

En el ámbito de la docencia, soy profesor de taller de Cuento y Microcuento y Redacción Literaria en la Universidad Católica San Pablo. También presido la Red de Escritores Arequipa y soy creador del Taller OnLine «El Comecuentos».

Como escritor, he publicado 12 libros, entre ellos «Palo con clavo y santo remedio» (2014), «La Venganza de los Apus» (2017), «El Ekeko y los deseos imposibles» (2019) y «La calle está dura» (2021). Mis cuentos han sido incluidos en numerosas antologías y revistas especializadas.

¿Qué es para ti el periodismo?

El periodismo para mí es una vocación de servicio y una responsabilidad social fundamental. Es el compromiso de contar historias con veracidad, ética y sensibilidad, buscando siempre el impacto positivo en la sociedad. No se trata simplemente de informar, sino de contextualizar, analizar y ofrecer diferentes perspectivas que ayuden a la comprensión de nuestra realidad. Mónica Cáceres, editora regional de Correo, alguna vez me dijo que un periodista debe evaluar antes de presentar una noticia bajo una pregunta: “¿Sirve esta noticia para alguien?”, siento que esa debe ser la motivación del periodista.

Por otra parte, en mi experiencia, el periodismo es también un puente entre las personas y los acontecimientos, entre los problemas y las soluciones. Es dar voz a quienes no la tienen y visibilizar temas que de otra manera quedarían en la sombra. El periodismo tiene el poder de transformar realidades cuando se ejerce con compromiso y responsabilidad. En el 2004, en Arequipa Al Día, publicamos una serie de reportes sobre la segunda ampliación de la Minera Cerro Verde, lo cual ayudó a que tanto la población, autoridades y la misma minera asumiera una visión de responsabilidad sobre el proceso de extracción, por ejemplo.

¿Cómo nace tu pasión por el periodismo?

Mi pasión por el periodismo nace de mi amor por las historias y por la verdad. Aunque no fue mi primera carrera a escoger. Como todo joven de clase media baja, mi apoyo familiar estaba encaminado a una carrera alimenticia, la cual fue Ingeniería Industrial, la cual abandoné en tercer año, al no poder continuar con algo que no me estaba haciendo bien. Y si bien desde muy joven, sentí una curiosidad natural por entender lo que ocurría a mi alrededor y por comunicarlo a los demás, postulé a la carrera de Ciencias de la Comunicación en la UNSA, porque quería mantener el brazo caliente, como aconsejaba Gabriel García Márquez, porque lo mío en ese momento sentía que era la Literatura.

Pero ya en el campo, ya que inicié prácticas en medios de comunicación muy temprano estudiando la misma carrera, la posibilidad de investigar, de descubrir realidades ocultas, de dar voz a quienes no la tienen y de contribuir al debate público me cautivó desde el principio. Al mismo tiempo, mi pasión por la escritura encontró en el periodismo un cauce natural para desarrollarse. Descubrí que a través de las palabras podía no solo informar, sino también conmover, cuestionar y movilizar.

Con el tiempo, esta pasión se fue consolidando a través de experiencias profesionales en diversos medios, que me permitieron explorar diferentes formatos y géneros periodísticos, desde la noticia hasta la crónica y la opinión.

He visto en tus artículos que te enfocas en la cultura. ¿Cómo vez el mundo cultural en el Perú?

El panorama cultural peruano es fascinante y contradictorio a la vez. Por un lado, tenemos una riqueza cultural extraordinaria, con manifestaciones artísticas diversas y creadores de gran talento en todas las disciplinas. La literatura peruana, por ejemplo, goza de reconocimiento internacional, y nuestras expresiones tradicionales son admiradas en todo el mundo.

Sin embargo, enfrentamos desafíos importantes. El apoyo institucional a la cultura es insuficiente, y existe una brecha significativa entre la oferta cultural de Lima y la de las regiones. En Arequipa, donde vivo y trabajo, hay un movimiento cultural vibrante, pero que lucha constantemente por espacios y recursos.

Otro aspecto preocupante es la desconexión entre la cultura llamada «académica» y la cultura popular. Creo firmemente que el periodismo cultural debe tender puentes entre ambas esferas, valorando tanto las expresiones tradicionales como las emergentes, sin caer en la tentación del elitismo.

A pesar de estas dificultades, veo con optimismo el futuro cultural del Perú. Las nuevas generaciones están creando espacios alternativos, aprovechando las plataformas digitales para difundir su trabajo y estableciendo redes de colaboración que trascienden fronteras. Como periodista cultural, mi compromiso es visibilizar estas iniciativas y contribuir al fortalecimiento del ecosistema cultural peruano, desde que tuve mi primera página dedicada a la difusión cultural en Diario Noticias en el año 2006, casi ininterrumpidamente he tenido un espacio de difusión en algún medio, con el fin de que esa posibilidad de dar a conocer la actividad del medio sea conocida y valorada.

¿Crees que el periodismo ha mejorado desde los 90s? ¿Por qué?

El periodismo peruano ha experimentado transformaciones profundas desde los años 90. En algunos aspectos ha mejorado significativamente, mientras que en otros enfrenta nuevos desafíos.

Entre las mejoras, destaco la mayor independencia de los medios respecto al poder político. En los 90, vivimos una época de control mediático sin precedentes, con prensa comprada y manipulada desde el gobierno de Alberto Fujimori. Hoy, aunque persisten presiones económicas y políticas, existe un mayor pluralismo y espacios para el periodismo de investigación, aunque el reto es hacerlo con independencia ya que en el tema económico se ve que los medios tradicionales no pueden sostener una unidad de investigación de allí que los medios independientes se vuelven necesarios.

La formación profesional de los periodistas también ha mejorado. Ahora contamos con más escuelas de periodismo y programas de especialización que preparan mejor a los profesionales. Además, el surgimiento de medios digitales alternativos ha diversificado las voces y permitido la experimentación con nuevos formatos narrativos.

Sin embargo, la precarización laboral sigue siendo un grave problema. Muchos periodistas trabajan en condiciones difíciles, con salarios bajos y sin estabilidad. Esto afecta la calidad del periodismo y su capacidad de independencia, ese es, vuelvo a repetir, el reto.

Pero, la inmediatez que imponen las redes sociales también representa un desafío. La presión por ser los primeros en publicar a veces va en detrimento de la verificación y el análisis profundo. El clickbait y la espectacularización de la noticia son tendencias preocupantes. Son más las noticias que mueven el morbo que las consistentes las que se propalan en redes.

En balance, creo que el periodismo peruano ha ganado en libertad y pluralidad desde los 90, pero todavía tiene un largo camino por recorrer en términos de calidad, ética y condiciones laborales dignas para sus profesionales.

¿Qué periodistas te han servido de inspiración y admiras?

A lo largo de mi trayectoria, he tenido la fortuna de encontrar referentes que han moldeado mi visión del periodismo. Admiro profundamente a Carlos Meneses por su valentía y compromiso con la verdad aquí en Arequipa, incluso en las circunstancias más adversas. Su periodismo marcó una época aquí y dejó un buen legado consecuente que representa para mí un modelo a seguir.

También he aprendido mucho de César Hildebrandt, cuya independencia y estilo incisivo han definido una forma particular de hacer periodismo en el Perú. Su capacidad para analizar la realidad política con agudeza y expresarla con un lenguaje preciso y contundente es extraordinaria.

En el ámbito internacional, Gabriel García Márquez no solo como escritor sino como periodista y defensor del periodismo narrativo ha sido una inspiración constante. Sus reportajes y crónicas demuestran que el periodismo puede alcanzar la categoría de arte sin perder su compromiso con la verdad.

Admiro también a periodistas culturales como Julio Villanueva Chang, fundador de Etiqueta Negra, quien ha sabido elevar la crónica a un nivel de excelencia, combinando la precisión periodística con la calidad literaria.

Estamos en una época de cambios con la aparición de la revolución digital primero y luego con la inteligencia artificial. ¿Cómo crees que esto afectará al periodismo?

La revolución digital y la inteligencia artificial están transformando radicalmente el ecosistema mediático y la práctica periodística. Estos cambios presentan tanto oportunidades como desafíos que debemos abordar con una mirada crítica pero abierta.

Por un lado, las nuevas tecnologías nos ofrecen herramientas poderosas para la investigación, el análisis de datos y la narración multimedia. La inteligencia artificial puede ayudarnos a procesar grandes volúmenes de información, detectar patrones y liberar tiempo para el trabajo verdaderamente periodístico: la verificación, la contextualización y la interpretación.

Las plataformas digitales también han democratizado la producción y distribución de contenidos, permitiendo que surjan medios independientes y voces alternativas que enriquecen el debate público. Como periodista y escritor, he experimentado personalmente cómo los tiktoks y las otras redes sociales pueden amplificar nuestro alcance y establecer un diálogo directo con los consumidores.

Sin embargo, enfrentamos desafíos importantes. La proliferación de información falsa o manipulada, facilitada por las mismas tecnologías, amenaza la credibilidad del periodismo. La polarización de las audiencias y los algoritmos que refuerzan las «cámaras de eco» dificultan el cumplimiento de nuestra función social.

La inteligencia artificial, por su parte, plantea dilemas éticos profundos. ¿Quién es responsable del contenido generado automáticamente? ¿Cómo preservar el factor humano, es decir la empatía, el criterio ético, la sensibilidad cultural, que es esencial en el buen periodismo?

Creo que el futuro del periodismo dependerá de nuestra capacidad para integrar estas tecnologías sin perder nuestra esencia. Debemos aprovechar las herramientas digitales y la IA para potenciar nuestro trabajo, mientras reforzamos los valores fundamentales: la búsqueda de la verdad, la independencia, el servicio a la sociedad y la defensa de los derechos humanos.

El periodista ahora, no tanto esperando el futuro, debe combinar la alfabetización tecnológica con una sólida formación humanística. Deberá ser tanto un experto en datos como un narrador convincente, tanto un verificador riguroso como un intérprete sensible de la realidad. Y eso es un llamado a las escuelas profesionales para que lo hagan ahora.

¿Cómo crees que el periodismo será de acá a 20 años?

En los próximos 20 años, visualizo un periodismo profundamente transformado pero que mantendrá su misión esencial como guardián de la verdad y pilar de la democracia, en la medida que sentemos las bases de los pasos éticos que debemos dar al momento de usar la IA.

El periodismo será cada vez más personalizado y segmentado. Las audiencias recibirán información adaptada a sus intereses y necesidades específicas, pero el desafío será evitar que esta personalización refuerce las burbujas informativas. Los medios exitosos serán aquellos que logren equilibrar la relevancia personal con la exposición a perspectivas diversas.

La simbiosis entre periodistas humanos e inteligencia artificial será la norma. Los periodistas delegarán en la IA tareas rutinarias como la transcripción, el procesamiento de datos y la generación de noticias estandarizadas, concentrándose en el periodismo de investigación, la contextualización y el análisis profundo. El juicio ético, la empatía y la creatividad serán los valores diferenciadores del periodista humano.

El formato de la información evolucionará hacia experiencias inmersivas y multimodales. La realidad aumentada, la realidad virtual y otras tecnologías permitirán «vivir» las noticias más que simplemente leerlas. Esto planteará nuevos desafíos éticos sobre la representación de la realidad.

Los modelos de negocio se diversificarán aún más. Junto a los grandes conglomerados mediáticos, florecerán medios hiperespecializados que servirán a nichos específicos, sostenidos por sus comunidades. Las suscripciones, las membresías y el financiamiento colectivo ganarán terreno frente a la publicidad tradicional, como ya se ve en ejemplos como La Contra, La Encerrona, en España @ac2ality ya marcó la pauta sobre las noticias hiperbreves por ejemplo.

El periodismo colaborativo se expandirá, con redes transnacionales de periodistas trabajando juntos en investigaciones complejas. Las fronteras entre medios profesionales y ciudadanos se volverán más porosas, y surgirán formas híbridas de producción informativa.

A pesar de estos cambios, creo firmemente que los fundamentos del buen periodismo permanecerán: la búsqueda honesta de la verdad, la independencia frente al poder, la responsabilidad social y el compromiso con la justicia. La tecnología cambiará las herramientas y los formatos, pero no la esencia de nuestra profesión. Sí, llámame iluso o ingenuo al creer que se puede lograr algo así de concreto, pero, ¿Acaso nuestra profesión no es aquella que plantea las más altas expectativas para el ser humano y su respuesta positiva y a la vez tiene que registrar sus abismos más profundos?, ese ejercicio permanente de tener esperanza constante es lo que nos permite también fundamentar nuestra búsqueda constante de acercar la verdad al público, sin eso mejor seamos redactores de esquelas funerarias.

¿Cuál consideras mejor, periodismo radial, televisivo o escrito y por qué?

Cada formato periodístico tiene sus fortalezas particulares y, en mi experiencia trabajando en diversos medios, he aprendido a valorar las cualidades únicas de cada uno. No creo que exista un formato «mejor» en términos absolutos, sino más bien formatos más adecuados según el tipo de historia, el contexto y el público.

El periodismo escrito, tanto en su versión impresa como digital, ofrece profundidad y permanencia. Permite desarrollar análisis complejos, contextualizar ampliamente los hechos y revisar la información con detenimiento. Como escritor, aprecio especialmente la precisión del lenguaje escrito y su capacidad para estimular la imaginación del lector. Además, el texto escrito facilita la reflexión pausada, algo cada vez más valioso en nuestra era de la inmediatez. He trabajado en varios medios escritos y le tengo muy en alta estima.

El periodismo radial, por su parte, tiene una intimidad y cercanía incomparables. La voz humana transmite emociones y matices que el texto no puede capturar. Durante mis años en RPP y Radio San Martín, descubrí el poder de la radio para crear comunidad y acompañar a las personas en su cotidianidad. La radio también tiene una accesibilidad y un alcance extraordinarios, llegando a poblaciones donde otros medios no pueden penetrar.

El periodismo televisivo, con su combinación de imagen y sonido, tiene un impacto emocional directo y una capacidad única para mostrar la realidad. El poder testimonial de la imagen en movimiento es innegable, y la televisión puede hacer comprensibles temas complejos a través de recursos visuales.

En la práctica, creo que los mejores resultados periodísticos se logran cuando estos formatos se complementan. Una investigación puede iniciar en un medio escrito, amplificarse en radio y televisión, y enriquecerse con recursos multimedia en plataformas digitales.

Mi preferencia personal se inclina hacia el periodismo escrito, porque permite una mayor elaboración y precisión, además de fomentar la reflexión crítica. Sin embargo, reconozco que cada historia merece encontrar su mejor vehículo, y un periodista completo debe saber adaptarse a diferentes formatos según lo que la historia demande.

¿Qué mensaje les darías a las nuevas generaciones de periodistas?

A las nuevas generaciones de periodistas que enfrentan un mundo informativo en constante transformación, quisiera compartirles algunas reflexiones basadas en mi experiencia:

Cultiven una curiosidad insaciable. El buen periodismo nace de la capacidad de asombrarse, de cuestionar lo establecido y de buscar comprender realidades diversas. No den nada por sentado y mantengan viva la pasión por descubrir.

Defiendan la verdad con tenacidad. En tiempos de desinformación y posverdad, su compromiso con los hechos verificables es más importante que nunca. No cedan ante presiones políticas, económicas o algorítmicas que incentiven la distorsión o la simplificación excesiva.

Dominen las nuevas tecnologías, pero no se dejen dominar por ellas. Las herramientas digitales y la inteligencia artificial son aliadas poderosas, pero el criterio editorial, la ética y la sensibilidad humana deben guiar siempre su uso.

Cultiven el arte de la narración. Más allá de informar, aprendan a contar historias que conecten con las personas, que iluminen realidades complejas y que permanezcan en la memoria colectiva. La forma importa tanto como el fondo.

Sean versátiles y adaptables. Prepárense para trabajar en distintos formatos y plataformas, para colaborar en equipos multidisciplinarios y para reinventarse constantemente.

No olviden las raíces locales. Por global que sea el mundo, las historias que más impactan suelen ser aquellas que revelan las particularidades de una comunidad, de una cultura, de una realidad específica.

Cuiden su independencia. Esta no solo se refiere a la libertad frente a poderes externos, sino también a la independencia intelectual y la capacidad de pensar críticamente, incluso sobre sus propios sesgos y creencias.

Recuerden siempre que el periodismo es un servicio. No están aquí para construir una marca personal o para acumular seguidores, sino para servir a la sociedad, para contribuir al fortalecimiento de la democracia y para dar voz a quienes han sido silenciados.

Por último, no pierdan nunca la esperanza en el poder transformador del buen periodismo. A pesar de las dificultades y los desafíos, pocas profesiones ofrecen la posibilidad de hacer tanto bien a través de la palabra honesta y el testimonio veraz.

Y lean, por amor a la creencia que tengan, lean, la única manera de pulir nuestra escritura para la redacción de notas, gorros, bloques, titulares, llamadas, etc., es leyendo y eso no se consigue con IA, se los puedo asegurar.