Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
12 de setiembre del 2024
Hilma af Klint se perfila como una figura revolucionaria en la historia del arte moderno, desafiando las narrativas convencionales sobre los orígenes del arte abstracto. Esta artista sueca, cuya obra permaneció oculta durante décadas por su propia voluntad, es ahora reconocida como una visionaria que anticipó las tendencias abstractas mucho antes que los supuestos fundadores del movimiento como Kandinsky o Mondrian.
La importancia de af Klint radica en su enfoque único, que fusiona el misticismo con la expresión artística. Sus enormes lienzos, caracterizados por formas geométricas, colores vibrantes y símbolos esotéricos, reflejan una profunda influencia del espiritualismo y la ciencia. Este singular abordaje del arte ha captado recientemente la atención del mundo artístico internacional, reescribiendo los libros de historia y situando a af Klint como una pionera injustamente olvidada del arte abstracto del siglo XX.
Nacimiento e infancia de una artista visionaria
Hilma af Klint nació en 1862 en el seno de una distinguida familia aristocrática sueca en el castillo de Karlberg, a las afueras de Estocolmo. Sus padres fueron Mathilda y Victor af Klint, un comandante naval. Hilma fue la cuarta de cinco hijos. Desde muy pequeña, la futura artista quedó impactada por la belleza de los paisajes que la rodeaban en el hogar familiar, que sin duda influyeron en su sensibilidad artística (Isenberg, 2020).
En 1872, cuando Hilma tenía 10 años, su familia se mudó a Estocolmo. Ese mismo año comenzó sus estudios en la Normalskola för Flickor, una escuela para niñas en el centro de la ciudad. Como era habitual en las familias de la aristocracia sueca de la época, los af Klint pasaban los veranos en una casa junto a un lago en la isla de Adelsö. Tanto la historia naval familiar como el contacto constante con la naturaleza durante su infancia marcarían después muchos de los temas y motivos presentes en la obra de af Klint (Isenberg, 2020).
Ya en su niñez, Hilma mostró una especial conexión con el mundo espiritual. Tuvo una experiencia que la marcó cuando vio la visión de dos ataúdes flotando, cada uno con un año escrito encima. En ambos años, Hilma cayó gravemente enferma y casi muere. Este vínculo con lo trascendente sólo se intensificaría en años posteriores, convirtiéndose en el eje central de su vida y su arte (Isenberg, 2020).
En 1880, a los 18 años, Hilma comenzó sus estudios artísticos en la Technical School de Estocolmo, donde aprendió dibujo, retrato y pintura de paisaje bajo la tutela de Kerstin Cardon. Su talento pronto la llevaría a ser admitida en la prestigiosa Real Academia de las Artes de Suecia, donde se formaría entre 1882 y 1887. Durante esos años en la Academia, af Klint recibió una sólida educación artística de destacados profesores como Georg von Rosen, August Malmström y Per Daniel Holm, que la prepararía para su singular trayectoria posterior (Isenberg, 2020).
Formación artística y primeros años de creación
Tras su exitoso paso por la Real Academia de las Artes, en 1887 Hilma af Klint recibió una beca para continuar sus estudios en el extranjero. Viajó a París, donde se empapó de las últimas tendencias artísticas y visitó numerosas exposiciones. De regreso a Estocolmo en 1889, alquiló un estudio en el centro de la ciudad y comenzó a participar activamente en la escena artística local. Sus pinturas de paisajes, retratos y motivos florales seguían un estilo naturalista convencional, pero ya mostraban su interés por la luz y el color (San José Martínez, 2023).
En paralelo a su carrera pública como pintora, af Klint cultivaba en privado un creciente interés por el espiritismo y el ocultismo, muy en boga en los círculos culturales de la época. En 1889 se unió a la Sociedad Teosófica y comenzó a participar en sesiones de espiritismo. Estas experiencias, unidas a la conmoción que le supuso la muerte de su hermana menor Hermina en 1880, marcaron profundamente su visión del mundo y sentaron las bases de su futura obra (San José Martínez, 2023).
En 1896, junto a otras cuatro mujeres interesadas en la espiritualidad, af Klint fundó el grupo «Las Cinco» (De Fem). Se reunían semanalmente para celebrar sesiones espirituales y realizar dibujos automáticos guiadas por los «Altos Maestros», una suerte de espíritus superiores. Fue en el seno de este grupo donde af Klint comenzó a desarrollar un lenguaje visual simbólico y abstracto que plasmaba sus visiones místicas. Estos experimentos permanecieron ocultos al público, pues ella los consideraba un asunto íntimo y espiritual (San José Martínez, 2023).
A partir de 1900, Hilma af Klint compaginó su obra pública más convencional con una producción esotérica secreta cada vez más abstacta y ambiciosa. En 1906, según dejó escrito en sus diarios, recibió el «gran encargo» de los Altos Maestros: pintar un templo con pinturas que representaran verdades espirituales para la humanidad. Este proyecto visionario, las «Pinturas para el Templo», la ocuparía durante los siguientes nueve años y marcaría un un giro importante definitivo hacia la abstracción en su arte, adelantándose a las primeras obras abstractas de Kandinsky y otros pioneros de la vanguardia (San José Martínez, 2023).
Las «Pinturas para el Templo» y la abstracción pionera
Entre 1906 y 1915, Hilma af Klint se volcó en la creación de su obra magna y visionaria, las «Pinturas para el Templo». Este ciclo de 193 obras, dividido en varias series y subgrupos, supuso una revolución en su lenguaje pictórico hacia la abstracción pura, años antes de las primeras acuarelas abstractas de Kandinsky. Guiada por los Altos Maestros en estados de trance, af Klint plasmó un universo simbólico de formas geométricas, espirales, letras y colores vibrantes que representaban complejas ideas espirituales y filosóficas (Voss, 2022).
Algunas de las series más destacadas de este proyecto son «Los Diez Mayores» (1907), diez enormes lienzos de más de 3 metros de alto que representan las etapas de la vida; «La Evolución» (1908), que explora ideas teosóficas; o «Las Pinturas del Cisne» (1914-1915), con su simbología de cisnes y palomas. Af Klint trabajaba con rapidez y seguridad, sin bocetos previos, dejándose guiar por su intuición espiritual. El resultado es un conjunto asombroso por su originalidad, coherencia interna y fuerza visual (Voss, 2022).
Durante la creación de las «Pinturas para el Templo», af Klint vivió recluida y concentrada en su misión. Consideraba que la humanidad aún no estaba preparada para entender su arte, por lo que no mostró estas obras en público. Solo permitió que Rudolf Steiner, fundador de la Antroposofía, las viera en 1908. Steiner se mostró impresionado pero recomendó no exponerlas, lo que reafirmó la decisión de af Klint de mantenerlas ocultas (Voss, 2022).
Tras completar el ciclo en 1915, af Klint continuó creando series abstractas de gran originalidad durante unos años, aunque con un mayor protagonismo de la geometría. Poco a poco fue abandonando la pintura automática y volviendo a un mayor control racional del proceso. En obras como «Parsifal» (1916) y las «Pinturas Átomo» (1917) exploró nuevos caminos que preludian la abstracción geométrica y el arte concreto posterior. Sin embargo, a partir de 1920 su trabajo espiritual fue perdiendo intensidad y durante sus últimas dos décadas de vida se centró más en la pintura de paisajes y la acuarela botánica (Voss, 2022).
El legado oculto de Hilma af Klint
A lo largo de su vida, Hilma af Klint compaginó su actividad pública como pintora de estilo naturalista con una vasta obra abstracta y espiritual que mantuvo en secreto. Solo unos pocos amigos cercanos e iniciados conocieron esta faceta. La artista estaba convencida de que su pionera obra abstracta no sería comprendida en su tiempo y decidió reservarla para el futuro. En su testamento, prohibió que se mostrara públicamente hasta 20 años después de su muerte (Jaramillo Caro, 2023).
Tras el fallecimiento de af Klint en 1944, sus pinturas abstractas quedaron bajo la custodia de su sobrino Erik af Klint. Cumpliendo la voluntad de la artista, la familia mantuvo la obra oculta y a salvo durante décadas. No fue hasta 1986, más de 40 años después de su muerte, cuando las «Pinturas para el Templo» se mostraron por primera vez en la exposición «The Spiritual in Art» en Los Ángeles. La revelación de esta desconocida pionera de la abstracción causó sensación y polémica a partes iguales (Jaramillo Caro, 2023).
A partir de ese momento, el trabajo de Hilma af Klint ha sido objeto de un interés y reconocimiento crecientes. Exposiciones en museos de todo el mundo, como la antológica del Museo Guggenheim de Nueva York en 2018-2019, han situado a la artista sueca como una figura capital en los orígenes de la abstracción, al nivel de Kandinsky, Mondrian o Malevich. Sus pinturas fascinan hoy por su audacia visionaria, su belleza misteriosa y su compleja espiritualidad (Jaramillo Caro, 2023).
El legado de Hilma af Klint trasciende lo puramente artístico. Su figura representa también una reivindicación del papel de las mujeres en la historia del arte y de corrientes espirituales alternativas como el espiritismo o la teosofía. Con todo, muchos aspectos de su vida y su obra permanecen aún poco estudiados, envueltos en el misterio. Las «Pinturas para el Templo», creadas hace más de un siglo, siguen provocando una gran fascinación y plantean aún numerosos interrogantes. Como quería la propia artista, quizá sea nuestra época la que por fin esté preparada para desentrañar los secretos que encierran (Jaramillo Caro, 2023).
Referencias
Isenberg, S. (2020). The Future is Now: Hilma af Klint and the Esoteric Imagination. Bowdoin Journal of Art, 1-44.
Jaramillo Caro, A. (5 de Setiembre de 2023). El Espectador. Obtenido de Hilma af Klint, un legado entre el misterio, el asombro y problemas legales: https://www.elespectador.com/el-magazin-cultural/el-legado-de-hilma-af-klint-la-pionera-del-abstraccionismo-en-peligro-por-dilemas-legales/
San José Martínez, E. (2023). Revisión de la Abstracción a través de la aportación femenina y la figura de Hilma af Klint. España: Universidad de Vallaloid.
Voss, J. (2022). Hilma af Klint: A Biography. Chicago: University of Chicago Press.