Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
9 de mayo del 2025
La elección de Robert Francis Prevost como Papa León XIV ha marcado un hito significativo en la historia reciente de la Iglesia Católica. Su vida, atravesada por la vocación, la misión, y una conexión profunda con el Perú, lo convierte en una figura de especial interés no solo para el mundo religioso, sino también para quienes observan el cruce entre fe, cultura y servicio social. La trayectoria del nuevo pontífice no sigue la ruta tradicional de Roma o Jerusalén, sino que traza un arco entre Chicago y Chiclayo, entre los claustros agustinianos y las tierras peruanas donde cultivó una relación directa con comunidades marginadas y pueblos olvidados por el poder eclesial central.
Su elección ha sido recibida con entusiasmo en diversos rincones del planeta, pero de manera particularmente emotiva en América Latina, y muy especialmente en el Perú, país donde vivió durante casi cuarenta años. El nuevo Papa representa una síntesis entre las raíces intelectuales europeas y el espíritu práctico y humano de la experiencia misionera. León XIV no es solo el primer Papa estadounidense y agustino en la historia de la Iglesia, sino también el primer pontífice con nacionalidad peruana, un detalle que no es menor, pues refleja el alcance universal de la Iglesia moderna y su apertura a trayectorias diversas que dialogan con las realidades del sur global (Huffington Post, 2025, «Habemus Papam: fumata blanca»).
Vocación y formación religiosa
Robert Francis Prevost nació en Chicago en 1955, en una familia de raíces españolas. Desde su juventud, mostró una inclinación clara hacia la vida religiosa, ingresando en 1977 al noviciado de la Orden de San Agustín, donde profesó sus votos perpetuos en 1981 y fue ordenado sacerdote un año después. Su decisión por la vida religiosa no respondió a una tradición familiar clerical, sino a una vocación personal madurada en espacios de reflexión académica y sensibilidad social. El joven agustino pronto reveló un carácter contemplativo, pero con una clara orientación hacia el servicio práctico, la educación y el trabajo en comunidades vulnerables (Editor, 2025).
Su formación teológica y filosófica fue rigurosa y variada. Estudió matemáticas en la Universidad de Villanova, una disciplina que marcaría su estilo ordenado y metódico, y luego completó su formación teológica en Roma, en el Pontificio Instituto Agustiniano. Esta combinación de saberes entre la ciencia y la espiritualidad le otorgó una perspectiva amplia para enfrentar los retos de la vida religiosa en un mundo cada vez más tecnificado y plural. Su interés por los modelos de liderazgo espiritual lo llevó a profundizar en el pensamiento de San Agustín, especialmente en la noción del “pastor como servidor de la comunidad” (Mérida, 2025).
En 1985, Prevost fue enviado como misionero a Perú, iniciando una etapa decisiva en su vida religiosa. En Chulucanas, una región de condiciones difíciles en la costa norte del país, trabajó como vicario parroquial de la catedral y luego como canciller de la diócesis. Allí conoció de cerca las carencias de las comunidades rurales, la precariedad del acceso a la educación y las tensiones sociales provocadas por la pobreza estructural. Esta experiencia lo llevó a desarrollar una espiritualidad anclada en la realidad social, con una teología del acompañamiento más que de la imposición (Editor, 2025).
Su tiempo en Perú no solo consolidó su vocación como sacerdote, sino que definió su visión pastoral. Aprendió el idioma con fluidez, adaptó sus homilías a las costumbres locales y se integró como uno más en la vida cotidiana de los pueblos que atendía. Esta cercanía le permitió construir una relación de confianza con sus feligreses y con otros líderes religiosos del país. En sus palabras, Perú “le enseñó a caminar con el pueblo” y a “ver a Cristo en el rostro del campesino y del marginado”. Esta experiencia marcaría su posterior liderazgo en Chiclayo y su mirada hacia la Iglesia universal (Mérida, 2025).
La diócesis de Chiclayo y su impacto pastoral
El nombramiento de Prevost como obispo de Chiclayo en 2015 fue recibido con entusiasmo por una comunidad que ya lo conocía y apreciaba desde su etapa misionera. En esta nueva responsabilidad, mantuvo su estilo pastoral cercano, caminando entre la gente, escuchando sus preocupaciones y fortaleciendo la estructura eclesial desde la base. No transformó la diócesis con grandes reformas estructurales, sino a través del impulso a la formación de líderes laicos, el trabajo con comunidades campesinas y la implementación de programas de apoyo a jóvenes en riesgo (Vargas, 2025).
Durante su episcopado, promovió una Iglesia con fuerte compromiso social, abriendo espacios de escucha y acompañamiento a víctimas de violencia, mujeres en situación de vulnerabilidad y niños abandonados. Asimismo, insistió en la importancia de la educación como herramienta de transformación, fortaleciendo los centros parroquiales de formación y renovando la participación juvenil en la vida eclesial. Su capacidad de articular redes con organizaciones civiles y religiosas lo hizo destacar también dentro de la Conferencia Episcopal Peruana, donde fue elegido vicepresidente segundo en 2018 (Vargas, 2025).
En sus años en Chiclayo, Prevost presidió la Comisión de Cultura y Educación, desde donde impulsó campañas para fortalecer la identidad regional y el vínculo entre espiritualidad y cultura local. Creía firmemente que la fe no debía ser una imposición sino un camino de encuentro con las tradiciones vivas de los pueblos. Esa visión abierta y sinodal se fue consolidando como uno de sus rasgos distintivos, promoviendo una Iglesia más horizontal, participativa y capaz de dialogar con los desafíos contemporáneos (Mérida, 2025).
Su cercanía con Chiclayo quedó plasmada en su primer saludo como Papa, cuando mencionó explícitamente a la diócesis como un lugar “querido y formador” en su vida espiritual. Este gesto fue recibido con alegría por la comunidad, que lo considera “uno de los suyos”. No es común que un Papa tenga una relación tan profunda y duradera con una ciudad de provincia latinoamericana, y este vínculo simbólico marca también un nuevo estilo pontificio, menos centrado en la estructura vaticana y más conectado con las iglesias locales (Vargas, 2025).
Nacionalidad peruana y arraigo en el país
En 2015, el mismo año en que fue nombrado obispo de Chiclayo, Robert Prevost solicitó y obtuvo la nacionalidad peruana, un gesto que reflejaba no solo su compromiso con la Iglesia local, sino también su afecto por el país que lo había acogido durante décadas. No se trataba de una estrategia política o protocolar, sino de una decisión profundamente humana. “Mi corazón es peruano”, declaró en una ocasión, destacando que su vida espiritual se había formado más entre los Andes y la costa que en los corredores vaticanos (Autor, 2025).
El Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) emitió el Documento Nacional de Identidad (DNI) de Prevost ese mismo año, lo que formalizó su ciudadanía. Desde entonces, ha sido común entre los fieles peruanos referirse a él no solo como obispo o cardenal, sino como “nuestro hermano peruano”. Esta identificación nacional fue resaltada por medios internacionales tras su elección, como un signo de la dimensión multicultural de la Iglesia y de su capacidad de incorporar diversas raíces en su cuerpo espiritual (EC, 2025).
La naturalización de Prevost fue celebrada por la comunidad católica peruana como una reivindicación del papel de las iglesias locales en la formación de liderazgos universales. En un contexto donde el sur global aún lucha por reconocimiento dentro de las estructuras jerárquicas, que un Papa tenga DNI peruano no es solo una anécdota, sino una afirmación simbólica. Representa la validación de décadas de trabajo silencioso en las periferias del mundo católico (EC, 2025).
Esta dimensión latinoamericana del nuevo Papa ha sido recibida con entusiasmo en la región. Se espera que su experiencia en Perú, su conocimiento de las tensiones sociales y su familiaridad con la religiosidad popular lo conviertan en un puente entre el Vaticano y América Latina. Como ya lo ha dicho en sus primeras palabras, su pontificado buscará promover la justicia social, el diálogo intercultural y una Iglesia más fraterna y solidaria (EC, 2025).
Elección como Papa y visión para la Iglesia
La elección de León XIV tuvo lugar el 8 de mayo de 2025, tras un cónclave de intensa reflexión entre los cardenales. La fumata blanca apareció al atardecer en el cielo de Roma, anunciando la designación del 267º pontífice. El mundo se sorprendió al conocer que el elegido era un hombre nacido en Chicago pero formado pastoralmente en América Latina. Su elección marca un giro en la historia reciente de la Iglesia, apostando por un perfil humilde, cercano y profundamente enraizado en el trabajo misionero (Astonitas, 2025).
En su primer discurso, León XIV habló de una Iglesia que debe ser “misionera, acogedora y sinodal”. Este lenguaje, ya presente en el papado de Francisco, cobra nuevos matices en su voz: se trata de un llamado a la descentralización, a la participación activa de las comunidades y a la escucha de las periferias. Su mensaje fue breve pero contundente: “Debemos salir al encuentro del mundo, sin temor, con la ternura de Cristo y la sabiduría del Evangelio” (Editor, 2025).
La elección del nombre León XIV también ha llamado la atención. El último Papa con ese nombre fue León XIII, reconocido por su impulso a la doctrina social de la Iglesia en el siglo XIX. Al adoptar ese título, Prevost parece querer señalar una continuidad con las grandes reformas sociales de la Iglesia, pero adaptadas al siglo XXI. El nuevo Papa se enfrenta a retos como el secularismo, las divisiones internas y la crisis ambiental, y su formación latinoamericana puede ofrecer claves para una respuesta más integradora (Editor, 2025).
León XIV comienza su pontificado en un momento complejo, pero también lleno de posibilidades. Su experiencia como misionero, obispo y formador en Perú le brinda una autoridad distinta, construida no desde el poder jerárquico, sino desde el contacto con el pueblo. Su figura encarna una esperanza de renovación para muchos católicos que buscan una Iglesia más cercana, dialogante y comprometida con los desafíos del presente (Astonitas, 2025).
Referencias
Astonitas, E. (8 de Mayo de 2025). RPP. Obtenido de «De Chicago a Chiclayo»: la Embajada de EE.UU. en Perú celebra la elección del papa León XIV : https://rpp.pe/peru/actualidad/de-chicago-a-chiclayo-la-embajada-de-eeuu-en-peru-celebra-la-eleccion-del-papa-leon-xiv-noticia-1633381
Autor. (8 de Mayo de 2025). AGENCIA DE NOTICIAS. Obtenido de Esta es la labor de Robert Prevost, el nuevo papa León XIV, en Latinoamérica, que le dio la nacionalidad peruana: https://www.eltiempo.com/vida/religion/esta-es-la-labor-de-robert-prevost-el-nuevo-papa-leon-xiv-en-latinoamerica-que-le-dio-la-nacionalidad-peruana-3451879
EC, R. (8 de Mayo de 2025). El Comercio. Obtenido de De Chiclayo al Vaticano: el nuevo papa Robert Francis Prevost tiene DNI peruano: https://elcomercio.pe/peru/el-nuevo-papa-robert-francis-prevost-tiene-dni-peruano-vaticano-papa-francisco-roma-ultimas-noticia/
Editor. (8 de Mayo de 2025). Vatican news. Obtenido de Robert Francis Prevost, la biografía del nuevo Papa: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-05/robert-francis-prevost-la-biografia-del-nuevo-papa.html
Mérida, D. (8 de Mayo de 2025). Infobae. Obtenido de Este es Robert Prevost, el primer papa estadounidense de la historia: https://www.infobae.com/estados-unidos/2025/05/08/este-es-robert-prevost-el-primer-papa-estadounidense-de-la-historia/
Vargas, E. (8 de Mayo de 2025). Perú 21. Obtenido de Robert Francis Prevost, el nuevo papa: un pastor con corazón peruano: https://peru21.pe/mundo/todo-sobre-el-nuevo-papa-un-pastor-con-corazon-peruano/