Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

10 de abril del 2025

Bajo la bóveda infinita de estrellas, la humanidad siempre ha buscado su lugar en el vasto esquema del cosmos. Esa curiosidad ancestral encontró una expresión sublime en 1980, cuando el astrónomo y divulgador Carl Sagan nos invitó a emprender un viaje por el universo nunca antes visto. Cosmos: un viaje personal es más que una serie documental: es una meditación visual y científica que nos transporta desde nuestro pequeño planeta azul hasta las galaxias más lejanas, entrelazando conocimiento y asombro.

La serie, compuesta por trece episodios, combina magistralmente historia, ciencia y filosofía para revelar la historia del universo y nuestra relación con él. Sagan, con su estilo cálido y reflexivo, nos guía en esta odisea cósmica abordando temas que van desde el origen de la vida y la evolución de las estrellas hasta la búsqueda de civilizaciones extraterrestres. Cada capítulo de Cosmos invita no solo a entender la ciencia, sino a reflexionar sobre nuestra propia existencia con humildad y asombro. A continuación, presentamos un recorrido por sus principales etapas y enseñanzas (Sagan, 1980).

En la orilla del océano cósmico

Sagan inicia el viaje en «la orilla del océano cósmico». A bordo de la Nave de la Imaginación, surcamos la inmensidad del espacio: desde cúmulos de galaxias hasta nuestro Sistema Solar, para finalmente aterrizar en la Tierra, vista como una diminuta mota en la vastedad. Esta introducción nos hace sentir la descomunal escala del universo y lo modesto de nuestro hogar planetario (Sagan, 1980).

En este tramo, Cosmos entrelaza la exploración cósmica con la sabiduría de la antigüedad. En la legendaria Biblioteca de Alejandría —símbolo del conocimiento antiguo— Sagan recuerda cómo Eratóstenes midió el tamaño de la Tierra con sorprendente precisión hace más de dos milenios, demostrando que ya entonces la humanidad ansiaba comprender el universo (Sagan, 1980).

Para ilustrar la dimensión del tiempo, Sagan introduce el Calendario Cósmico: toda la historia del universo condensada en un solo año. En esa escala, la existencia humana ocupa apenas los últimos instantes del último día. Cosmos transmite así una poderosa lección de humildad: nuestra historia es brevísima comparada con la edad del cosmos (Sagan, 1980).

La odisea de la vida

La travesía continúa con el origen de la vida en la Tierra. Sagan nos transporta a los mares primigenios donde moléculas simples dieron paso a las primeras células vivas. Con experimentos y analogías, la serie muestra cómo de esos comienzos humildes surgió una gran diversidad de criaturas. Desde bacterias hasta organismos complejos, Cosmos relata la épica de la evolución con un sentido de maravilla (Gribbin, 2006).

Explica la evolución por selección natural, el proceso que moldea la vida a lo largo de las eras. Presenta la genética y el ADN como el lenguaje común de toda la vida, subrayando nuestra conexión con el resto de los seres vivos. Mediante ejemplos accesibles, Sagan demuestra cómo la vida se adapta y perdura generación tras generación (Gribbin, 2006).

No obstante, Cosmos también dirige la mirada a otros mundos y plantea la pregunta: ¿estamos solos en el universo? Invita a imaginar formas de vida más allá de la Tierra: desde criaturas flotantes en atmósferas planetarias hasta ecosistemas en lunas heladas. Son especulaciones científicas que despiertan la imaginación, subrayando la posibilidad de que la chispa de la vida no sea exclusiva de la Tierra (Sagan, 1980).

Mundos vecinos y viajes lejanos

El viaje prosigue hacia nuestros vecinos planetarios, revelando tanto su belleza como sus advertencias. En Venus, Cosmos muestra un mundo de nubes tóxicas y calor infernal: un efecto invernadero fuera de control que sirve de sombrío espejo para la Tierra y su clima (Tyson, 2014).

Marte se presenta como un mundo frío pero fascinante. Cosmos repasa cómo nuestra visión del planeta rojo pasó de canales imaginarios a una exploración real con sondas robóticas. Las misiones de la década de 1970 aterrizaron en Marte en busca de vida, sin encontrarla. Aun así, Marte se perfila como un posible segundo hogar en el futuro, un lienzo donde la humanidad sueña con dejar su huella (Tyson, 2014).

Más allá, las naves Voyager extienden el recorrido a los confines del Sistema Solar. Sagan relata cómo sobrevolaron Júpiter y Saturno enviando imágenes de estos gigantes gaseosos y sus lunas. Traza un paralelismo: así como los navegantes del siglo XVII surcaban océanos desconocidos, las Voyager emprendieron una odisea por el espacio llevando un disco de oro con saludos de la Tierra, el mensaje de la humanidad al cosmos (Sagan, 1980).

Polvo de estrellas y el universo

Tras explorar los planetas, Cosmos dirige la mirada hacia las estrellas. Sagan nos recuerda que estamos hechos de «polvo de estrellas»: los elementos que componen nuestro cuerpo se forjaron en el corazón de soles antiguos. Con una sencilla analogía culinaria explica que, para hornear un pastel de manzana desde cero, primero hay que crear el Universo.

El programa explora la vida de las estrellas, desde su nacimiento en brillantes nebulosas hasta su fin en explosiones de supernova. Vemos cómo, al agotar su combustible, algunas se extinguen serenamente como enanas blancas, mientras otras colapsan o explotan, esparciendo al espacio los elementos que un día formarán nuevos soles y planetas. Cosmos nos hace testigos de este ciclo de muerte y renacimiento estelar, revelando la íntima conexión entre las estrellas y nuestra existencia.

Finalmente, Sagan nos lleva al origen del universo mismo. Aborda el Big Bang como el gran amanecer cósmico de hace miles de millones de años, del cual nacieron todas las galaxias. Describe la expansión del espacio y se aventura a especular sobre misterios que la ciencia aún no ha logrado responder.

En busca de otras inteligencias

La exploración del universo lleva a Cosmos a reflexionar sobre la inteligencia, tanto humana como de otras criaturas. Sagan compara el cerebro humano con el de otras especies y con el código genético del ADN. Destaca cómo esa chispa intelectual nos permitió acumular conocimiento más allá de la biología, mediante el lenguaje, la escritura y la tecnología, creando una red colectiva que trasciende generaciones (Sagan, 1980).

Entonces surge la pregunta: ¿existe inteligencia más allá de la Tierra? Cosmos aborda la búsqueda de vida extraterrestre con una combinación de entusiasmo y escepticismo. Sagan describe proyectos como SETI, que buscan señales de radio en el cosmos, pero advierte contra las afirmaciones infundadas de ovnis, enseñando a diferenciar la esperanza de la evidencia (Gribbin, 2006).

La humanidad también ha empezado a enviar su saludo al cosmos. Un ejemplo es el disco de oro de las Voyager, que lleva sonidos e imágenes de la Tierra con la esperanza de que una civilización lejana lo encuentre algún día. Este mensaje interestelar simboliza nuestro anhelo de conexión con otras mentes en el universo (Tyson, 2014).

¿Quién habla por la Tierra?

En el emotivo cierre de la serie, Sagan plantea una pregunta profunda: ¿quién habla por la Tierra? Con este cuestionamiento final, de tono humanista, reflexiona sobre el porvenir y la supervivencia de nuestra especie, preguntándose cómo seríamos juzgados por seres de otros mundos y qué legado presentaríamos en nombre de la Tierra (Druyan, 2009).

Para responder, recurre a lecciones de la historia. Evoca una tragedia donde el conocimiento sucumbió a la violencia: la quema de la Biblioteca de Alejandría, donde se perdió un inmenso caudal de saber. Este hecho ilustra cuán frágil es la luz del conocimiento frente a la oscuridad de la barbarie (Druyan, 2009).

En plena Guerra Fría, la amenaza nuclear se cierne sobre la humanidad. Sagan advierte que la especie capaz de entender las estrellas también ha construido armas para aniquilarse a sí misma. La idea de «quién habla por la Tierra» adquiere así otro sentido: si nos autodestruimos, nadie lo hará. Cosmos nos insta a ver nuestro planeta sin fronteras, entendiendo que su destino es común (Druyan, 2009).

Sin embargo, Cosmos concluye con un mensaje esperanzador. Sagan confía en que la curiosidad científica, unida a la sabiduría moral, nos guiará hacia un futuro mejor. Si cuidamos nuestro frágil mundo azul y mantenemos vivo el asombro por el cosmos, la voz de la Tierra perdurará en el vasto océano de estrellas (Druyan, 2009).

Referencias

Druyan, A. (2009). The Varieties of Scientific Experience: A Personal View of the Search for God. . Estados Unidos: Penguin Books.

Gribbin, J. (2006). The Scientists: A History of Science Told Through the Lives of Its Greatest Inventors. Estados Unidos: Random House.

Sagan, C. (1980). Cosmos. Estados Unidos: ‎ Random House .

Tyson, N. d. (2014, Junio 6). National Geographic / FOX. Retrieved from Cosmos: A Spacetime Odyssey: https://www.youtube.com/watch?v=VO969i-qgxE&list=PLivjPDlt6ApTTlCgjANQf3fpx369B8pSZ