Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

28 de agosto del 2025

La serie Candy Candy no apareció como un dibujo animado más, sino como la cristalización de un proyecto narrativo que había nacido en 1975 en el papel y que pronto daría el salto a la televisión. Su origen fue la colaboración entre Kyoko Mizuki, escritora que ideó la trama y los personajes, y Yumiko Igarashi, ilustradora que definió la estética shojo de ojos grandes y ambientes románticos. Juntas crearon un manga que en poco tiempo se convirtió en fenómeno, ganando un prestigioso premio de Kodansha en 1977 y marcando un antes y un después en la historia del cómic japonés. La transición a la pantalla, de la mano de Toei Animation, fue casi inmediata y confirmó la potencia de la historia para una audiencia internacional que pronto se extendería mucho más allá de Japón (Infobae, 2022).

Desde su estreno televisivo en 1976 por TV Asahi, el anime dirigido por Hiroshi Shidara se transformó en una de las producciones más largas de la época con 115 episodios. La fidelidad al espíritu del manga, el acompañamiento musical de Takeo Watanabe y el trabajo de guionistas que mantuvieron la coherencia con la obra original hicieron que Candy Candy se diferenciara de cualquier propuesta animada anterior. Fue un producto capaz de conmover, de instalar tragedias en el horario infantil y de dejar que sus personajes crecieran con el espectador. La intensidad de los capítulos, que no rehuían la pérdida, el desamor y la lucha personal, convirtió a la serie en un clásico, difícil de igualar en el catálogo de la animación televisiva de los setenta (Alonso, 2025).

Orígenes del manga y la serie

El manga de Candy Candy se publicó originalmente en la revista Nakayoshi entre 1975 y 1979. Kyoko Mizuki y Yumiko Igarashi supieron construir un relato sólido sobre la vida de una niña huérfana que enfrenta la adversidad con optimismo, inspirado en parte en clásicos literarios como Ana de las Tejas Verdes. Esta base literaria distinguió a Candy de otras heroínas de su tiempo, dándole una profundidad que conectó con lectoras jóvenes que buscaban en el shojo historias de identificación real, más allá de lo fantástico. En muy poco tiempo, la historia se convirtió en un referente de la revista, atrajo a miles de seguidoras y consolidó un estilo gráfico que influiría en toda una generación de artistas del manga japonés (Castro, 2025).

El éxito en el papel alentó a Toei Animation a producir la adaptación animada, confiando en que la sensibilidad del manga podía traducirse en imágenes en movimiento. El proyecto tomó cuerpo con rapidez y en octubre de 1976 se emitió el primer episodio en la televisión japonesa. La serie mantuvo la ambientación de inicios del siglo XX en Estados Unidos e Inglaterra, y conservó la esencia del argumento, narrando la vida de Candy desde el orfanato hasta su juventud. El estilo narrativo introdujo algo poco habitual en el anime de entonces: un realismo sentimental que mostraba tanto la alegría de la amistad como la crudeza de la pérdida y la injusticia social (Planas, 2021).

Una de las decisiones más notables fue la de no suavizar las tragedias. La muerte de Anthony, el enamorado adolescente de Candy, no fue eliminada ni edulcorada en la adaptación, sino transmitida con crudeza que impactó en los espectadores jóvenes y adultos. Esto marcó a la serie con un sello de honestidad y de madurez, diferenciándola de producciones animadas anteriores, donde la muerte solía estar ausente o se trataba de manera simbólica. Candy vivía, sufría y crecía, y el público lo hacía junto a ella. Este realismo instaló a la serie como una telenovela animada que enseñaba sobre resiliencia y carácter, sin renunciar al tono lírico que había caracterizado al manga original (Castro, 2025).

El fenómeno fue inmediato en Japón, donde la serie se convirtió en mercancía de consumo masivo: muñecas, álbumes, artículos de papelería y juguetes se vendían con la imagen de la heroína. El rostro de Candy, con pecas y sonrisa, inundó las tiendas y consolidó a la animación shojo como un terreno comercial poderoso. Esta comercialización fue parte del reconocimiento de que el público femenino tenía la misma capacidad de consumo e identificación que el masculino, lo que abrió una nueva era en la industria cultural japonesa (Infobae, 2022).

Personajes y trama

La vida de Candy White se estructura como un viaje de formación que pasa por momentos luminosos y trágicos. Desde su infancia en el Hogar de Pony junto a Annie, hasta la llegada a la mansión Leagan, el relato está marcado por separaciones dolorosas y reencuentros cargados de nostalgia. La aparición del misterioso “Príncipe de la Colina” se convierte en símbolo del aliento vital que sostiene a la protagonista, un hilo invisible que atraviesa toda la narración y que solo se resuelve en el desenlace. La historia combina amores inocentes, amistades fieles y rivalidades despiadadas, presentando un cuadro humano amplio en el que la orfandad y la lucha por ser aceptada son el núcleo de la experiencia (Alonso, 2025).

Anthony, Archie, Stear, Terry y Albert forman el conjunto de personajes masculinos que definen las etapas de Candy. Anthony encarna la pureza del primer amor, Terry el amor apasionado e imposible, y Albert la figura paterna que finalmente se revela como el príncipe protector. En el otro extremo, Neal y Elisa Leagan representan la hostilidad de las diferencias de clase y la envidia. Este abanico de relaciones convierte a la serie en una exploración emocional compleja, donde cada pérdida y cada reencuentro tienen un peso pedagógico. Candy aprende a sobreponerse y el público aprende con ella (Planas, 2021).

El trasfondo histórico —desde la América rural hasta los colegios británicos y la Primera Guerra Mundial— aportó una dimensión adicional al relato. No era solo una historia romántica, era también una mirada a un contexto histórico que condicionaba la vida de los personajes. La decisión de Candy de formarse como enfermera durante la guerra muestra un camino de servicio que supera el mero drama personal, y que conecta la historia con un ideal de entrega comunitaria. Ese detalle reforzó el carácter ejemplar de la protagonista, marcando a los espectadores con un mensaje de resiliencia y compromiso (Castro, 2025).

El final de la serie, con Candy regresando al Hogar de Pony y reencontrándose con la Hermana María y la Señorita Pony, fue coherente con la línea realista que la caracterizó. No hubo un “felices para siempre” convencional, sino un cierre agridulce en el que la heroína asume sus pérdidas y continúa su vida con la misma sonrisa que la definió desde niña. Este desenlace, aunque doloroso, fue honesto y se mantuvo fiel a la idea original: la vida se compone de alegrías y despedidas, y la fortaleza consiste en sonreír sin renunciar a la memoria (Alonso, 2025).

Música y doblaje

La banda sonora de Candy Candy fue compuesta por Takeo Watanabe, célebre por su trabajo en Heidi y Marco. Con valses melancólicos, temas alegres y melodías nostálgicas, logró intensificar las emociones de la trama. El tema de apertura, “Watashi wa Candy”, interpretado por Mitsuko Horie con letra de Kyoko Mizuki, se convirtió en un himno que identificaba a la protagonista con su optimismo. El cierre, “Ashita ga suki”, también cantado por Horie, transmitía el tono agridulce que acompañaba cada episodio. Ambos temas trascendieron la pantalla y se editaron en discos que circularon en varios países (Infobae, 2022).

En Latinoamérica, la adaptación musical fue decisiva. En Argentina, la cantante y actriz de doblaje Susana Klein interpretó las versiones en español: la apertura mantuvo el título “Candy Candy”, y el cierre se conoció como “Gira, gira, carrusel”. Estas canciones acompañaron la serie en todo el continente, con especial fuerza en países como México, Perú, Chile y Colombia, y se convirtieron en parte de la memoria musical de la infancia de los ochenta. Incluso décadas después, muchos seguidores pueden entonar sus letras como si el tiempo no hubiera pasado (Planas, 2021).

El doblaje latino, realizado también en Argentina, fue otro factor crucial en su éxito regional. La actriz Cecilia Gispert prestó su voz a Candy, dotándola de ternura, entusiasmo y resiliencia, cualidades que calaron profundamente en los televidentes. El elenco de doblaje mantuvo un nivel interpretativo notable, logrando transmitir con fidelidad la emotividad de cada episodio. Gracias a este trabajo, la historia pudo expandirse y conmover a millones de niños y niñas de habla hispana (Castro, 2025).

En el Perú, la transmisión por Panamericana Televisión desde inicios de los años ochenta convirtió a Candy Candy en un clásico televisivo. La serie fue retransmitida en múltiples ocasiones, ganándose un espacio en la memoria colectiva. Expresiones como “llora como Candy” pasaron al lenguaje cotidiano, y sus canciones formaron parte de festivales y programas de homenaje. La difusión constante consolidó a la serie como una referencia de la televisión infantil peruana, un lugar que conserva hasta hoy en la nostalgia de quienes crecieron con ella (Alonso, 2025).

Conflictos legales y legado

El éxito de Candy Candy se vio empañado por los litigios entre Kyoko Mizuki y Yumiko Igarashi en la década de 1990. La disputa por los derechos de explotación de la obra llegó a los tribunales japoneses, que en 2002 dictaminaron que ambas eran coautoras y que cualquier explotación comercial requería la aprobación conjunta. Este fallo paralizó durante años la reedición de la serie, bloqueando retransmisiones, venta de DVDs y proyectos derivados. La imposibilidad de reeditar el anime oficial hizo que la obra quedara en un limbo legal, frustrando el deseo de nuevas generaciones de acceder a ella en canales oficiales (Alonso, 2025).

A pesar de estas limitaciones, Mizuki encontró una vía para continuar la historia con la publicación de la novela Candy Candy: Final Story en 2010, que relataba los sucesos posteriores al final conocido de la serie. Esta obra, publicada bajo su verdadero nombre Keiko Nagita, buscó ofrecer a los seguidores un cierre alternativo en formato literario, aunque sin las ilustraciones de Igarashi. El libro tuvo buena acogida entre los fanáticos, confirmando que el interés por Candy seguía vivo décadas después (Castro, 2025).

El conflicto legal también mostró la dificultad que implica la coautoría en la industria cultural japonesa. La falta de consenso entre escritora y dibujante bloqueó uno de los productos más queridos de la animación mundial. En paralelo, se registraron intentos de comercialización irregular en otros mercados, lo que obligó a constantes litigios. Todo ello reforzó la idea de que el legado de Candy Candy pertenece más al público que a las disputas empresariales (Infobae, 2022).

Hoy, a cincuenta años de su creación, Candy Candy sigue siendo un referente. Su música continúa evocando recuerdos, sus personajes se mantienen presentes en la memoria de millones, y su estilo narrativo ha influido en posteriores producciones shojo. Más allá de los pleitos legales, lo que permanece es la lección de resiliencia y alegría que transmitía Candy: sonreír incluso en la adversidad, una enseñanza que trascendió generaciones y geografías (Planas, 2021).

Referencias

Alonso, G. (23 de Abril de 2025). Excelsior. Obtenido de ¿Por qué Candy Candy hizo llorar a toda una generación en México?: https://www.excelsior.com.mx/funcion/por-que-candy-candy-hizo-llorar-a-toda-una-generacion-en-mexico/1712295

Castro, M. (10 de Agosto de 2025). La calle rosa. Obtenido de Candy Candy: El anime que hizo soñar a toda una generación: https://lacallerosa.com/contenido/862/candy-candy-el-anime-que-hizo-sonar-a-toda-una-generacion?utm_source=chatgpt.com

Infobae. (3 de Marzo de 2022). Infobae. Obtenido de Candy Candy: por qué la famosa caricatura japonesa estaría prohibida en la televisión: https://www.infobae.com/america/entretenimiento/2022/03/03/candy-candy-por-que-la-famosa-caricatura-japonesa-estaria-prohibida-en-la-television/

Planas, E. (5 de Octubre de 2021). El Comercio. Obtenido de “Candy Candy” cumple 45 años con la pregunta más candente: ¿Terry o Albert?: https://elcomercio.pe/tvmas/series/candy-candy-cumple-45-anos-con-la-pregunta-mas-candente-terry-o-albert-kyoko-mizuki-yumiko-igarashi-manga-anime-keiko-nagita-anthony-noticia/