Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
3 de abril del 2025
La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una realidad cotidiana. En los últimos años, hemos sido testigos de cómo las herramientas impulsadas por IA han cambiado radicalmente la forma en que trabajamos, nos comunicamos y creamos contenido. Lo que antes parecía exclusivo de la ciencia ficción ahora está presente en nuestras computadoras, teléfonos móviles y hasta en los electrodomésticos del hogar.
Desde aplicaciones de edición de imágenes hasta asistentes virtuales y software de automatización, la IA se ha infiltrado en todos los ámbitos. Su avance ha sido tan acelerado que ha despertado debates sobre su impacto en el mercado laboral, la educación y la creatividad humana. En este artículo exploraremos su evolución desde las primeras innovaciones, pasando por la pandemia como un punto de inflexión, hasta su consolidación como una tecnología indispensable en la actualidad.
Innovaciones que allanaron el camino
El desarrollo de la inteligencia artificial no ocurrió de la noche a la mañana. Desde la llegada de las primeras aplicaciones de diseño gráfico como Canva, que permitió a personas sin experiencia crear diseños profesionales, hasta editores de video como KineMaster, la tecnología se enfocó en simplificar tareas complejas. Estas herramientas demostraron que el software podía hacer más accesibles las tareas tradicionalmente reservadas para expertos.
La clave del éxito de estas aplicaciones radicó en su capacidad para democratizar el acceso a herramientas profesionales. Antes, se requerían años de estudio para dominar programas avanzados como Photoshop o Premiere, pero con el surgimiento de estas nuevas opciones, cualquier persona con un smartphone podía diseñar y editar videos con facilidad. Así, la IA comenzó a integrarse de forma sutil en la vida cotidiana, eliminando barreras y fomentando la creatividad.
Poco a poco, otras industrias también empezaron a incorporar la automatización y la inteligencia artificial en sus procesos. Desde asistentes de voz como Siri y Alexa hasta algoritmos que personalizan el contenido en redes sociales, la tecnología comenzó a moldear nuestras decisiones diarias. Sin embargo, fue la pandemia de COVID-19 la que marcó un antes y un después en la adopción masiva de estas herramientas.
La pandemia y la transformación digital
Cuando la pandemia golpeó al mundo en 2020, la necesidad de adaptación tecnológica se volvió inminente. El distanciamiento social obligó a millones de personas a trasladar sus actividades al ámbito digital, impulsando el crecimiento de plataformas de videoconferencias como Zoom y Microsoft Teams. Las reuniones virtuales se convirtieron en la norma, permitiendo la continuidad del trabajo y la educación a distancia.
Además, la automatización de procesos se volvió una necesidad en diversas industrias. Empresas de todos los sectores recurrieron a la IA para mejorar la eficiencia en atención al cliente, con chatbots que respondían dudas de los usuarios en tiempo real. En el ámbito educativo, plataformas como Coursera y Duolingo aprovecharon algoritmos de aprendizaje automático para personalizar la experiencia de los estudiantes, asegurando una educación más accesible y efectiva.
El comercio electrónico también vivió una transformación sin precedentes. La inteligencia artificial permitió optimizar la logística de envíos, mejorar las recomendaciones de productos y fortalecer la seguridad en transacciones digitales. Con la aceleración de la digitalización, quedó claro que la IA no solo era una ventaja competitiva, sino una herramienta esencial para la supervivencia de los negocios en la nueva normalidad.
El auge de la inteligencia artificial
Tras la pandemia, la inteligencia artificial ha evolucionado a un ritmo vertiginoso. Modelos como ChatGPT de OpenAI han demostrado la capacidad de la IA para procesar información, generar textos coherentes y responder consultas de manera precisa. Su impacto ha sido tan significativo que muchas empresas han comenzado a reemplazar tareas humanas con algoritmos capaces de realizar análisis de datos, redactar informes e incluso programar códigos de software.
En el ámbito artístico y creativo, la IA ha generado debates sobre el futuro del diseño y la ilustración. Herramientas como MidJourney y DALL·E han sido capaces de producir imágenes sorprendentes con solo una descripción escrita, desafiando el papel tradicional de los artistas gráficos. Del mismo modo, plataformas de generación de música y voz han demostrado que la creatividad ya no es una característica exclusiva de los seres humanos.
A medida que avanzamos, la inteligencia artificial sigue transformando industrias y redefiniendo lo que consideramos posible. Las empresas chinas han logrado reducir costos de desarrollo, mientras que gigantes como Google y OpenAI lideran la revolución con soluciones cada vez más sofisticadas. Sin duda, estamos presenciando el inicio de una nueva era tecnológica donde la IA no solo facilita tareas, sino que también desafía nuestra percepción del trabajo, la educación y la creatividad humana.