Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
12 de febrero del 2025
La Familia Monster marcó un antes y un después en la televisión estadounidense de los años 60, transformando por completo el concepto de la comedia familiar. La serie, que se estrenó en 1964, presentaba una premisa revolucionaria: una familia de monstruos clásicos del cine de terror viviendo en un típico barrio residencial americano, intentando llevar una vida normal mientras lidiaban con su peculiar naturaleza. Esta combinación única de humor, terror clásico y valores familiares no solo cautivó a millones de espectadores, sino que también abrió el camino para futuras series que se atrevieron a mezclar géneros y desafiar las convenciones televisivas de la época (De Cine, 2015).
Tras bambalinas, la producción de La Familia Monster esconde fascinantes historias que van desde las extenuantes sesiones diarias de maquillaje hasta las tensiones entre el elenco, los cambios de actores y las decisiones creativas que moldearon la serie tal como la conocemos. En este artículo, exploraremos los secretos mejor guardados de esta producción icónica, revelando cómo un programa que muchos dudaban que funcionaría se convirtió en un clásico atemporal que sigue cautivando a nuevas generaciones de espectadores, décadas después de su última emisión. Desde las luchas personales de sus actores hasta las innovaciones técnicas que hicieron posible traer estos personajes a la vida, descubriremos por qué La Familia Monster continúa siendo una pieza fundamental en la historia de la televisión (De Cine, 2015).
Los orígenes de una familia terroríficamente diferente
La historia de La Familia Monster comenzó en 1963, cuando los guionistas Alan Burns y Chris Hayward, conocidos por su trabajo en Rocky and Bullwinkle, concibieron la idea de una serie que mezclara elementos de terror clásico con comedia familiar. La propuesta, inicialmente pensada como una serie de animación, fue presentada a Universal Studios en un momento en que la televisión estadounidense experimentaba con formatos más fantásticos, gracias al éxito de series como Mi Marciano Favorito y Embrujada. Sin embargo, el camino hacia la pantalla no fue sencillo: la idea original de Burns y Hayward fue apropiada por el estudio sin el debido reconocimiento, requiriendo la intervención del Sindicato de Guionistas para obtener al menos un crédito parcial (De Cine, 2015).
El proceso de casting reveló la complejidad de dar vida a estos peculiares personajes. Fred Gwynne y Al Lewis, que ya habían demostrado su química en la serie Car 54, Where Are You?, fueron seleccionados para interpretar a Herman Monster y al Abuelo, respectivamente. La elección de Yvonne De Carlo como Lily Monster, sin embargo, generó inicialmente preocupación entre Gwynne y Lewis, quienes temían que una estrella de cine establecida pudiera alterar la dinámica del show. Sus temores resultaron infundados, ya que De Carlo se adaptó perfectamente al papel y contribuyó significativamente al éxito de la serie (De Cine, 2015).
La transición del concepto a la pantalla requirió numerosos ajustes y cambios. El episodio piloto, titulado «My Fair Monster», se filmó en color y presentaba un elenco diferente, con Joan Marshall como Phoebe (después renombrada como Lily) y Happy Derman como Eddie. Los ejecutivos de la cadena consideraron que la interpretación de Marshall se asemejaba demasiado a Morticia Addams, mientras que Derman fue reemplazado por Butch Patrick por considerar su actuación demasiado extrema para el tono familiar que buscaban. Estas modificaciones, aunque costosas y arriesgadas, resultaron fundamentales para establecer el equilibrio perfecto entre humor y calidez que caracterizaría a la serie (De Cine, 2015).
Lo que comenzó como un experimento televisivo se convirtió rápidamente en un fenómeno cultural. La serie se estrenó el 24 de septiembre de 1964 en CBS, con una secuencia de créditos que parodiaba las comedias familiares tradicionales. La respuesta del público fue inmediata y entusiasta: los espectadores quedaron cautivados por esta familia de monstruos que, a pesar de su apariencia terrorífica, representaba valores familiares universales. El show no solo entretenía, sino que también ofrecía una sutil crítica social, abordando temas como la discriminación y la aceptación de las diferencias a través de su peculiar lente cómica (De Cine, 2015).
La estructura íntima de los Monster
Herman Monster, interpretado por Fred Gwynne, estableció el núcleo de esta peculiar familia como un gigante torpe que trabajaba en una funeraria. Su interpretación transformó al clásico monstruo de Frankenstein en un padre amoroso y esposo devoto cuya risa característica y personalidad infantil contrastaban con su imponente figura de más de dos metros. El proceso de caracterización requería dos horas diarias de maquillaje y un pesado traje que necesitaba un sistema de refrigeración por aire comprimido, lo que llevó a Gwynne a perder varios kilos durante la filmación. A pesar de estas dificultades técnicas, su actuación definió el tono de la serie y estableció un nuevo estándar para la comedia familiar (JIMÉNEZ, 2018).
La elegante Lily Monster, interpretada por la estrella de cine Yvonne De Carlo, aportó sofisticación y equilibrio al hogar desde su papel como matriarca vampírica. Su incorporación al elenco generó inicialmente preocupación entre Gwynne y Al Lewis, quienes temían que una actriz de Hollywood pudiera alterar la dinámica del show. Sin embargo, De Carlo demostró ser una elección perfecta, manejando las excentricidades de su familia con gracia sobrenatural mientras soportaba el peso de una elaborada peluca que requería seis asistentes para su mantenimiento. El Abuelo, interpretado por Al Lewis (curiosamente más joven que De Carlo), completaba el núcleo adulto de la familia como un vampiro centenario cuyo laboratorio en el sótano generaba regularmente el caos cómico que impulsaba muchas de las tramas (JIMÉNEZ, 2018).
La dinámica familiar se enriquecía con Eddie Monster, el hijo hombre lobo interpretado por Butch Patrick, quien aportaba la perspectiva infantil a las situaciones sobrenaturales cotidianas. El personaje de Marilyn, la sobrina «normal» de la familia, experimentó un cambio significativo cuando Beverly Owen abandonó la serie tras 13 episodios debido a problemas personales y fue reemplazada por Pat Priest. Este cambio, sorprendentemente, pasó casi desapercibido para la audiencia, en parte porque Priest podía usar el mismo vestuario que Owen, manteniendo la continuidad visual del personaje considerado irónicamente como la «oveja blanca» de la familia (JIMÉNEZ, 2018).
Los desafíos técnicos y el legado visual
El aspecto técnico de La Familia Monster supuso un reto sin precedentes para la televisión de los años 60. El maquillaje y caracterización de cada personaje requería un esfuerzo monumental: Fred Gwynne soportaba dos horas diarias de maquillaje y un traje que necesitaba refrigeración constante mediante un sistema de tubos que bombeaban aire frío, mientras que Yvonne De Carlo requería un equipo de seis personas solo para manejar su elaborada peluca. El trabajo del legendario diseñador de efectos Kenneth Strickfaden, quien había creado el laboratorio original de Frankenstein en 1931, aportó autenticidad y continuidad histórica al programa, especialmente en las escenas del laboratorio del Abuelo (Herrero, 2017).
La mansión victoriana del 1313 de Mockingbird Lane se convirtió en una atracción turística durante el rodaje, hasta el punto de que los actores tenían en sus contratos la obligación de interrumpir las grabaciones para atender a los visitantes del estudio. El icónico coche fúnebre de la familia, diseñado por George Barris a un costo de 20,000 dólares, incorporaba elementos como tapicería rojo sangre, intermitentes con telarañas y un radiador que semejaba una lápida, estableciendo un estándar para los vehículos característicos en series posteriores (Herrero, 2017).
La serie introdujo innovaciones significativas en la forma de presentar las relaciones familiares en televisión. Fue pionera al mostrar a Fred Gwynne e Yvonne De Carlo compartiendo cama en pantalla, algo inusual para parejas que no estaban casadas en la vida real, y estableció nuevos estándares en la representación de la vida familiar americana a través de una lente sobrenatural. El programa también destacó por su uso revolucionario del merchandising, generando una «Munstermanía» que abarcaba desde juguetes y ropa hasta elementos del hogar, sentando las bases para la comercialización moderna de productos relacionados con series de televisión (De Cine, 2015).
Aunque la producción en blanco y negro -una decisión inicialmente tomada para ahorrar 10,000 dólares por episodio- eventualmente contribuiría a su cancelación frente a la llegada del Batman en color, esta limitación técnica terminó beneficiando a la estética general de la serie, creando una atmósfera que conectaba directamente con las películas clásicas de terror que la inspiraron. La decisión de mantener efectos prácticos y maquillaje protésico, en lugar de recurrir a trucos más económicos, estableció un nivel de calidad visual que influiría en producciones posteriores y contribuiría a la perdurabilidad de la serie en reposiciones durante décadas (De Cine, 2015).
Referencias
De Cine, D. (21 de Febrero de 2015). Documentales De Cine. Obtenido de Documental. La Familia Monster.: https://www.youtube.com/watch?v=xMye-iuQ5Xw
Herrero, S. (12 de Diciembre de 2017). La casa de el. Obtenido de Reseña de ‘Los Munsters: Historia de nuestra familia monstruosa favorita’: https://www.lacasadeel.net/2017/12/resena-de-los-munsters.html
JIMÉNEZ, J. (1 de Noviembre de 2018). Rtve. Obtenido de Todos los secretos de ‘Los Munsters’ en el primer libro sobre la famosa serie de televisión: https://www.rtve.es/noticias/20180111/se-edita-primer-libro-sobre-mitica-serie-television-munsters/1657930.shtml