Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

30 de enero del 2025

En los años 80, mientras el rock radical vasco dominaba con su fuerza los escenarios del País Vasco, un grupo diferente empezaba a dar sus primeros pasos en Bilbao. Francis Díez y su banda Doctor Deseo aparecían con labios pintados, ligas rojas y una estética que rompía con todo lo establecido en aquella época. El público y la escena musical local los recibieron con recelo, e incluso burlas, llamándolos «las mariconas del barrio», un apodo que el propio Díez recuerda hoy sin amargura como parte de aquellos primeros tiempos.

Desde sus inicios en 1983, Doctor Deseo ha construido una trayectoria que va más allá de los 16 discos publicados. La banda ha sabido mezclar influencias dispares como el glam rock, el cabaret alemán y la música electrónica, siempre manteniendo su base en las calles de Bilbao. A lo largo de cuatro décadas, el grupo ha pasado de ser un proyecto underground a llenar salas en el País Vasco y alrededores, manteniendo una identidad propia que los distingue tanto del rock radical vasco como de las corrientes alternativas de los 90. Sus conciertos siguen agotando entradas en la actualidad, mientras continúan explorando nuevos territorios musicales, como demuestra su reciente colaboración con la Banda Sinfónica de Euskadi.

Los inicios en el underground vasco

En el Bilbao de principios de los ochenta, entre pabellones industriales y discotecas underground como el Ovni y el Zappa, surgió una propuesta musical que rompería los esquemas establecidos. Mientras los DJs más inquietos de estos locales traían las primeras grabaciones de Sex Pistols desde Londres, un joven Francis Díez empezaba a gestar lo que más tarde se convertiría en Doctor Deseo, nutriéndose de influencias que iban desde el rock de Burning hasta el cabaret alemán de entreguerras. Las noches en estas discotecas, preguntando incesantemente a los DJs por las canciones que sonaban, y las actuaciones de transformistas como Colorines en los locales más underground de la ciudad, fueron moldeando una visión musical que se alejaría de todo lo establecido en la escena vasca del momento (Luquero, 2018).

La formación inicial del grupo fue tomando forma en 1983, alejada de las corrientes dominantes del momento y con una visión musical que bebía tanto del underground neoyorquino de The Velvet Underground como de las actuaciones de los primeros transformistas bilbaínos. Esta amalgama de referencias cristalizó en 1987 con su primer disco homónimo, donde ya se podían encontrar las señas de identidad que marcarían su trayectoria: letras urbanas, sonidos electrónicos y una forma particular de entender el rock desde los márgenes. El sonido de aquel primer trabajo, con temas como «Un mar en medio» y «La cara norte del Eigger», ya mostraba la voluntad del grupo por explorar territorios musicales inexplorados en el contexto del rock vasco, mezclando elementos electrónicos con una lírica profundamente urbana que hablaba de las calles y la vida en los barrios obreros de Bilbao (Luquero, 2018).

La banda tomó un nuevo rumbo cuando Josi Jiménez se unió al bajo y los coros, acompañado por Niko Brochado en la guitarra principal. Pero sería un mensaje en el contestador el que cambiaría la historia del grupo: «Soy Txanpi, he acabado ya con Hertzainak, el grupo que más me gusta es Doctor Deseo, si me dejáis tocar…». Esta incorporación del ex batería de Hertzainak no solo aportó nuevas dimensiones musicales al proyecto, sino que representó un momento donde las diferentes corrientes de la música vasca encontraban un espacio común, demostrando que las aparentes fronteras entre escenas musicales podían difuminarse (Luquero, 2018).

En aquellos primeros años, Doctor Deseo construyó su identidad desde una posición conscientemente periférica. El grupo ensayaba en locales apartados, componía canciones que hablaban de la vida en los barrios obreros y actuaba en espacios alternativos donde su propuesta artística, que incluía una elaborada puesta en escena con elementos del glam y el cabaret, encontraba su lugar natural (Luquero, 2018).

Del escenario al alma: evolución artística

La panadería artesanal donde Francis Díez trabajaba tres días a la semana se convirtió en un contrapeso vital para su desarrollo artístico, permitiéndole mantener la música como una pasión sin las presiones de la industria. Esta decisión temprana de no depender económicamente de Doctor Deseo definió una filosofía que marcaría la evolución del grupo: la búsqueda de la autenticidad por encima del éxito comercial. Las jornadas alternando el trabajo manual del pan con los ensayos y conciertos forjaron una perspectiva única sobre la creación musical, alejada de las presiones convencionales del negocio musical (EITB, 2023).

La timidez inicial de Francis, que lo llevó a buscar refugio en la escalada como alternativa a la socialización convencional, se transformó paradójicamente en uno de los elementos más distintivos de Doctor Deseo. Esta introversión procesada a través del arte dio origen a una memoria emocional potente que nutre las composiciones del grupo, creando letras que exploran las profundidades del alma humana. La capacidad de observación desarrollada desde los márgenes se convirtió en una herramienta fundamental para comprender y transmitir las emociones colectivas, manifestándose en canciones como «Abrázame» que, según el propio Díez, no fueron escritas para provocar tristeza sino para ofrecer cauces de liberación emocional (EITB, 2023).

Los viajes y experiencias en lugares como Irán y Marruecos han añadido nuevas capas a la propuesta musical de Doctor Deseo. La exploración de escenas musicales diversas, desde el dubstep hasta la música árabe contemporánea en las discotecas de Marrakech, ha influido en la evolución sonora del grupo. Este proceso de absorción cultural, combinado con encuentros significativos como la colaboración con la Banda Sinfónica de Euskadi – que Díez describe como una experiencia sublime – demuestra la constante búsqueda de nuevos horizontes artísticos sin perder la esencia transgresora que ha definido al grupo desde sus inicios en las calles de Bilbao (EITB, 2023).

Este camino de evolución continua ha llevado a Doctor Deseo a trascender las etiquetas convencionales del rock, creando un espacio propio donde la música funciona como vehículo de transformación social y emocional. La reciente gira donde sus canciones más intensas se reinterpretan en formato íntimo ejemplifica esta capacidad de reinvención, demostrando que incluso después de cuatro décadas, el grupo mantiene viva su capacidad de sorprender y emocionar a su audiencia (EITB, 2023).

La construcción de Doctor Deseo: discografía y evolución (1983-2024)

Doctor Deseo emergió oficialmente en 1983 tras un encuentro fortuito en la carretera hacia los Pirineos, cuando Francis Díez, haciendo autostop, fue recogido por quien se convertiría en el primer guitarrista de la banda. La formación inicial se consolidó con Josi Jiménez al bajo y coros, Niko Brochado en la guitarra principal, y posteriormente la incorporación transformadora de Txanpi, ex batería de Hertzainak, quien se unió al grupo después de dejar un mensaje en el contestador manifestando su admiración por el proyecto (Luquero, 2018).

La discografía del grupo se inauguró en 1987 con su álbum homónimo, donde «Un mar en medio» y «La cara norte del Eigger» establecieron las bases de su sonido característico. El segundo trabajo, «Tan cerca del cielo» (1989), marcó un punto de expansión comercial con «La chica del Batzoki», mientras que «Fugitivos del paraíso» (1992) consolidó su presencia en la escena musical vasca a través de «Corazón de tango», una balada que amplió significativamente su audiencia. «Gotas de dolor… un charco de olvido» (1995) profundizó en su exploración emocional con temas como «A mi pequeña María» y «Esta noche», seguido por «Hay cuentos aún por inventar» (1998), donde «Vías muertas» y «¿Quién mueve las cuerdas?» evidenciaron una maduración en su propuesta lírica (Figueras Fernández, 2019).

El cambio de siglo trajo «Atrapado en tu silencio… de incertidumbres y caricias» (2000), destacando «Ahora que estás dormida» y «Un mar de cerezas» como ejemplos de su evolución sonora. La producción continuó con «Suspira y conspira» (2002) y «Rómpeme con mil caricias» (2004), este último marcando la incorporación de Aitor Agiriano «Torete» como guitarrista, quien aportó nuevas texturas al sonido del grupo. La experimentación con formatos alternativos se materializó en «Metamorfosis, básicamente lento» (2005), un proyecto que reinterpretó su repertorio en clave íntima, documentado en un concierto histórico en el Teatro Arriaga de Bilbao (Figueras Fernández, 2019).

La trayectoria reciente de Doctor Deseo incluye colaboraciones significativas con la Banda Sinfónica de Euskadi, permitiendo reinterpretaciones orquestales de su repertorio que Francis Díez describe como experiencias cercanas a lo sublime. Esta evolución continua, desde sus raíces en la escena underground hasta sus actuales exploraciones sinfónicas, ejemplifica la capacidad del grupo para reinventarse mientras mantiene la esencia transgresora y emocional que los ha caracterizado desde sus inicios en las calles de Bilbao (Figueras Fernández, 2019).

Referencias

EITB. (28 de Abril de 2023). Canal Oficial de EITB. Obtenido de Francis: ‘Al principio no nos dejaban tocar en algunos Gaztetxes; no éramos políticamente correctos’: https://www.youtube.com/watch?v=P4FTHlmBkF0

Figueras Fernández, J. (4 de Abril de 2019). pikara magazine. Obtenido de Doctor Deseo: atreverse a transformar: https://www.pikaramagazine.com/2016/04/doctor-deseo-atreverse-a-transformar/

Luquero, C. (23 de Junio de 2018). El salto diario. Obtenido de Doctor Deseo: “Cualquiera con dos dedos de frente y un poco de corazón se identifica con el feminismo” : https://www.elsaltodiario.com/musica/entrevista-doctor-deseo