Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

26 de enero del 2024

Qin Shihuangdi fue el primer emperador de la antigua China, una figura cuya huella en la historia y cultura de esa nación es profunda y perdurable. Unificar los diversos reinos en guerra, construir la Gran Muralla y dejar como legado la asombrosa colección de guerreros de terracota son sólo algunos de sus logros más conocidos (El español, 2023).

Sin embargo, detrás de estos hechos se encuentra la historia de un visionario y despiadado gobernante que cambió el rumbo de la civilización china para siempre. Su reinado sentó las bases para más de dos mil años de tradición imperial continuada. Amado y odiado, sus acciones integraron China pero a costa de brutal represión. Qin Shihuangdi fue un estratega militar, un centralizador político y un constructor incansable. Su vida y obra son claves para comprender el surgimiento de China como potencia en la antigüedad (El español, 2023).

Orígenes y ascenso al poder

Qin Shihuangdi nació en el 259 a.C. con el nombre de Ying Zheng, hijo del rey Zhuangxiang de Qin. Su estado natal de Qin se encontraba en constante conflicto con otros seis reinos por la hegemonía en la antigua China. Tras la muerte de su padre en el 246 a.C., Ying Zheng asumió el trono a la edad de 13 años (Pérez Bedoya, 2006).

Rápidamente, el joven rey movilizó a su ejército para comenzar una campaña expansionista. Para cuando cumplió veinte años ya había derrotado a los poderosos estados de Wei y Chu, anexando sus territorios a Qin. Estas victorias le dieron el control de la estratégica región de Guanzhong. Posteriormente, en el 238 a.C., sus fuerzas conquistaron Han, ubicado en el corazón de China (Pérez Bedoya, 2006).

Para el 230 a.C., con el estado de Zhao vencido, Qin era ya el reino más vasto y poderoso, controlando gran parte del territorio chino. Esto llevó al rey Ying Zheng a asumir en el 229 a.C. el título de Shi Huangdi, traducido como “Primer Emperador”, sentando las bases para la futura unificación total bajo su mandato (Pérez Bedoya, 2006).

La unificación de China bajo el primer emperador

Durante el siglo III a.C., China se encontraba dividida en múltiples estados rivales que luchaban por la supremacía. El reino de Qin, gobernado por el rey Ying Zheng, emprendió una implacable campaña militar para someter a sus rivales uno a uno. En 238 a.C. sus fuerzas derrotaron al estado de Han y conquistaron las fértiles tierras de la región de Guanzhong. Para 230 a.C. Qin se había convertido en el reino más extenso y poderoso, controlando la mayor parte de los antiguos reinos del centro y oeste de China (Berit, 2010).

Con su superioridad militar y económica, Ying Zheng se abocó a la conquista total en las décadas siguientes. Sus generales Peng Yue y Wang Jian encabezaron las exitosas campañas que terminaron por someter a los últimos estados en pie: Zhao, Wei, Chu y Yan. Finalmente, en 221 a.C. el ejército Qin capturó la capital del estado de Qi, unificando de manera completa China bajo un solo gobierno (Berit, 2010).

Tras estas conquestas, ese mismo año de 221 a. C., Ying Zheng proclamó la dinastía Qin y se autoproclamó Qin Shi Huangdi, traducido como “Primer Emperador de Qin”. De esta manera, no sólo unificaba China sino que sentaba un precedente al adoptar Huangdi, título reservado sólo para legendaros gobernantes antiguos (Berit, 2010).

Qin Shihuangdi impuso una estricta centralización y estandarización a lo largo del nuevo imperio, estableciendo las bases de un estado unificado que con distintas dinastías gobernaría China por más de dos mil años. La tenacidad militar y visión política del Primer Emperador cambiaron el curso de la civilización china para siempre (Berit, 2010).

Reformas para consolidar el imperio

Tras lograr la monumental hazaña de unificar China en 221 a.C., Qin Shihuangdi implementó una serie de reformas radicales con el fin de centralizar su poder y consolidar el nuevo Imperio Qin (López, 2019). Estas medidas buscaban integrar los antiguos estados que solían operar de forma independiente bajo sus propias leyes y sistemas.

El Primer Emperador estandarizó los sistemas de escritura y lenguaje en todo el territorio, imponiendo en todos lados el alfabeto de su estado natal Qin. Asimismo, se adoptó un nuevo sistema legal y penal estandarizado, con códigos duros basados en los que regían Qin. Estas leyes eran particularmente duras con los crímenes contra el estado (López, 2019).

Otra reforma clave fue la estandarización de medidas y pesos, adoptando también las unidades usadas en Qin. Esto facilitaba el comercio y las transacciones económicas entre las distintas regiones del imperio. Asimismo, se acuñaron nuevas monedas estandarizadas de plata y bronce para reemplazar la diversidad de monedas locales (López, 2019).

Finalmente, el Primer Emperador abolió el feudalismo, eliminando el poder de los aristócratas territoriales e instaurando un sistema de prefecturas y condados directamente controlados por el gobierno central. Estas reformas integraron China bajo el absoluto control de Qin Shihuangdi (López, 2019).

Construcciones monumentales

Qin Shihuangdi impulsó ambiciosos proyectos de infraestructura y construcciones de enorme escala a lo largo de su imperio. El más icónico fue la Gran Muralla China, establecida como fortificación militar en las fronteras septentrionales para prevenir invasiones nómadas. Requirió el empleo de un enorme contingente de trabajadores y la coordinación de recursos a nivel nacional (Burman, 2022).

Asimismo, el Primer Emperador construyó un fastuoso complejo funerario para sí mismo tan grande que funciona como una montaña artificial. Su mausoleo central cuenta con más de 6 km de pasadizos subterráneos rodeados por murallas interiores. Lo custodia el mundialmente famoso ejército de terracota: miles de guerreros de tamaño real elaborados para escoltar y servir al emperador en su otra vida (Burman, 2022).

Estos proyectos implicaron la movilización intensiva de recursos materiales y humanos a una escala sin precedentes. Demuestran la monumental ambición y visión a largo plazo de Qin Shihuangdi por dejar un legado físico perdurable para su dinastía. También son signo del formidable poder militar, económico y organizativo concentrado en la figura imperial tras las conquistas de unificación territorial (Burman, 2022).

Búsqueda fallida de la inmortalidad

Según recientes investigaciones, Qin Shihuangdi gastó los últimos años de su vida en una infructuosa búsqueda para encontrar un elixir mágico que le otorgara la inmortalidad. Envió expediciones a islas míticas en el Mar Oriental de China que supuestamente albergaban el secreto de la vida eterna. Asimismo, consultó a sabios taoístas y alquimistas que afirmaban conocer rituales para expandir su longevidad (López, 2019).

Esta obsesión por desafiar a la muerte puede haber estado motivada por su deseo de gobernar y disfrutar de su poder por siempre. También pudo deberse a su recelo ante la falta de un heredero claro que consolidara su legado imperial. Sea como fuere, ni las peregrinaciones ni brebajes surtieron efecto. Qin Shihuangdi finalmente falleció en 210 a.C., apenas unas décadas después de unificar China, probablemente debido a la ingesta de mercurio contenido en algunos elixires experimentales (López, 2019).

La búsqueda desesperada de Qin Shihuangdi por trascender su naturaleza mortal resultó infructuosa. No obstante, su figura logró alcanzar dimensión legendarias después de su muerte, cumpliendo así parte del anhelo de alcanzar la vida eterna a través de su monumental legado (López, 2019).

Influencia histórica

La figura de Qin Shihuangdi y su reinado dejaron una profunda huella en la civilización y el devenir histórico de China. Si bien su dinastía sólo gobernó por un breve periodo tras su muerte, sentó las bases políticas y culturales de más de dos milenios de tradición imperial continuada (El español, 2023).

Las reformas para centralizar el poder, sus ambiciosas construcciones y el estricto control del pensamiento sentaron precedentes que las dinastías Han, Tang, Song y Ming adoptaron en mayor o menor grado. Asimismo, estas contribuyeron a moldear el carácter chino y su identidad nacional de forma permanente (El español, 2023).

Más allá del juicio moral sobre los métodos brutales de Qin Shihuangdi, es indiscutible la magnitud de sus logros al unificar y modernizar China luego de prolongados periodos de caos y fragmentación. El Imperio Qin fue el inicio del gigante sociocultural chino que conocemos actualmente. Su huella como estado fundacional es comparable a la de líderes que dieron origen a grandes naciones, como Alejandro Magno con Grecia o Augusto César en la Antigua Roma (El español, 2023).

Referencias

Berit, A. y. (2010). Lifelines in World History The Ancient World, The Medieval World, The Early Modern World, The Modern World. Estados Unidos: Routledge.

Burman, E. (2022). Qin Shihuangdi: El emperador que desafió al cielo. Madrid: Editorial Akal.

El español. (18 de Agosto de 2023). El español. Obtenido de La historia de Qin Shihuang di: el hombre que se convirtió en el primer emperador chino: https://www.elespanol.com/historia/20230818/historia-qin-shihuang-di-hombre-convirtio-primer-emperador-chino/787171562_0.html

López, D. C. (2019). El Primer Emperador – Qin Shihuangdi. Orígenes y Legado. . Ciudad de México: Editorial Aguilar.

Pérez Bedoya, D. (2006). Los sueños del emperador Qin Shi Huangdi. Colombia: Coleccionsincondicion.